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PANORAMA CINEMATOGRAFICO 1974


El año cinematográfico 1974 se ve caracterizado por dos hechos por demás auspiciosos que son. 1) la confirmación del resurgimiento del cine argentino que había comenzado a notarse a mediados de 1973 a través de dos obras. “Juan Moreira” de Leonardo Favio, y “Los 7 Locos” de Leopoldo torre Nilsson, y 2) la aparición de nuevos directores con loables intenciones de hacer buen cine y comprometido con la realidad que vivimos.

Después de apreciar 7 obras se puede afirmar que todas ellas han tenido un parejo nivel de calidad, la mayoría de ellas superando la mera corrección formal, llegando algunas a tener verdadera trascendencia cinematográfica: “La Patagonia Rebelde” de Héctor Olivera, “La Tregua” de Sergio Renán y “Boquitas Pintadas” de Leopoldo Torre Nilsson.

Con "La tregua" hace su debut cinematográfico Sergio Renán, actor y regisseur, debut cargado de un derroche de humanidad y realismo: la soledad y el amor como una tregua que da la vida para poder continuar con la soledad de todos los días. Tan sólo una oportunidad, un pequeño soplo de optimismo, la sensación de un mundo mejor, la toma de conocimiento de que el amor puede seer alcanzado. "La Patagonia Rebelde" es la obra cumbre de Héctor Olivera, que no solo invita a la reflexión a través del hecho histórico que narra sino que a través de ello expone problemas actuales del país, mostrando, a la manera del western, los condicionamientos que tiene el hombre común para enfrentarse con las arbitrariedades que manejan los poderosos.

Ingmar Bergman dio su presente a comienzos del año con una de sus obras más comprometidas y significativas de su extensa filmografía. Se trata de “Gritos y Susurros”, una obra visceral, densa y profunda que comentamos por separado.

“Los Demonios” es la mejor obra hasta el momento de Ken Russell, un inglés dueño de un lenguaje propio, inteligente e imaginativo, que nos habló de la lucha por el poder disfrazado por un conflicto de carácter religioso. También, del mismo director, se vió “El Novio”, otra pequeña obra maestra, opuesta a la anterior en sus aspiraciones artísticas, incursionando e inspirándose en el clásico musical americano.

El cine francés nos reencontró con su mejor cine. Francois Truffaut fue otro director que se mostró por partida doble con dos joyas que permanecerán siempre presentes en su gran filmografía. Un largo y soberbio discurso sobre el amor en “Las Dos Inglesas”, e hizo cine sobre el cine, en la apasionante e inolvidable “La Noche Americana”.

“Una Dama y Un Canalla” fue el Lelouch`74, donde el director francés conformó al público con una historia sentimental de indudable gancho, matizado con un robo magistral que le permitió desplegar sus dardos para ironizar sobre ciertos intelectuales: los críticos de cine.

Hacia el final del año, Robert Enrico nos volvió a entregar un policial que es un verdadero modelo en su género, donde entre la amistad, el amor y la traición, nos relató la historia negra de un grupo de delincuentes en “El Clan de los Franceses”.

El cine suizo se hizo presente por primera vez con una película de indudable valor: “La Invitación” de Claude Goretta. Un cien que enjuicia la sociedad de consumo y sus prejuicios a través de un estudio psicológico colectivo de un grupo de oficinistas que van a pasar un fin de semana a una casa de campo.

De Italia, ausentes los grandes maestros, apareció una personalidad interesante y explosiva: Salvatore Samperi, quien realzó “Malicia”, una película aguda e invasiva que lo presenta como la nueva gran figura del cine italiano.

Enrico Maria Salerno, fiel a sí mismo, realizó una obra contundente: “Queridos Padres”, no exenta de sensacionalismos que opacan la calidad y el interés final de la obra.

“Pan y Chocolate” se inscribió en la línea de la tragicomedia italiana, con un impecable Nino Manfredi caracterizando a un italiano que busca realizar sus sueños de inmigrante en Suiza. El director Franco Brusatti, si bien muchas veces se tentó por la comedia pura y restó importancia a la fuerza testimonial que tenía el argumento, no deja de ser un film y un director para tener en cuenta. Por el contrario, Giuseppe Patroni Griffi pisó en falso con “Identikit”, hundiendo en la confusión a una obra temáticamente interesante.

El cine americano estuvo presente a través de varios grandes directores. John Boorman presentó su magistral “La Violencia Está en Nosotros”, una película inquietante y cuestionadora cuyo título explica de hecho una problemática seria que afecta a gran parte de la sociedad americana. Por otro lado, presentó la olvidable “Sardoz”, una obra de ciencia ficción que no agrega a la filmografía del director.

Robert Altman hizo relucir sus laureles con “Los Delincuentes”, un relato nostálgico y trágico sobre la depresión de los años `30.

Fred Zinneman nos mostró una lección de cine con un entretenimiento de marca mayor: la adaptación al cine del best seller de Frederick Forsyth ”El Día del Chacal”. Una película modelo en su género.

En “Papillon” se sacaron chispas Steve Mc Queen , que realizó uno de los mejores trabajos de su carrera, y Dustin Hoffman, ya una de las personalidades más notables de la nueva generación de actores norteamericanos.

David Miller y Dalton Trumbo realizaron uno de los films más polémicos de año: “Asesinato de un Presidente Americano”, una visión personal y comprometida de uno de los mayores acontecimientos políticos del siglo.

El indio Sam Peckimpah volvió al género de sus grandes éxitos, el western, y nos entregó una obra valiosa al más puro estilo Peckimpah. “Pat Garret and Billy The Kid” es una obra inolvidable, llena de nostalgia por un tiempo perdido, que indaga en psicologías de los personajes y determina el porqué de los comportamientos, que al igual que en “La Balada del Desierto”, están condicionados la avasallante llegada del progreso, dando fin a toda una época. Film majestuoso y terminal apoyado magistralmente por la música de Bob Dylan y su impresionante “Knocking on the Heavens Door”.La Ópera Prima premiada en Cannes 74, “Susan y Jeremy” de Arthur Barron, resultó ser una obra cinematográfica de características totales. A partir de una simple historia de amor entre dos adolescentes, narró con realismo y poesía a la vez que retrató a esos dos adolescentes, convirtiendo al pequeño film en uno de los más vistos del año.

Jerry Shatzberg, agudo observador de seres marginales y problemas sociales y actuales del país, realizó una obra seca y contundente: “Espantapájaros”, contando la historia de dos vagabundos que cruzan los Estados Unidos en un devenir aparentemente intrascendente para ellos, pero que deja al desnudo una preocupante realidad americana.

Sídney Pollack relató una apasionada historia de amor en “Nuestros Años Felices”, con una descollante labor actoral de Barbra Streinsand, que también convirtió en hit el tema musical principal de la película, que al igual del resto de la banda sonora responde al gran músico Melvin Hamlisch. Otro punto de interés en la película es la inserción de la historia en el contexto político y social de las épocas que transcurren: la guerra civil española y su influencia sobre la juventud de los protagonistas, la persecución ideológica llevada a cabo años más tarde en Hollywood durante la época Macarthista en los ´50.

“El Golpe” fue la máxima expresión de ingenio del año. El equipo de Butch Cassidy: George Roy Hill, Paul Newman y Robert Redford recreó la época de los años 30 con humor y un gran sentido del divertimento, además de una exacta factura cinematográfica que lo sitúa a Hill entre los mejores directores comerciales de Hollywood.

“El Día del Delfín” es una película un tanto ingenua para la sagacidad habitual mostrada por un director como Mike Nichols. No obstante, el director realizó uno de los films más bellos y estéticos del año, dejando una cierta preocupación respecto del manejo de animales con fines bélicos, y desnudado algunos manejos de la CIA, cuyas intervenciones parecen estar cada vez más fuera del control del propio gobierno americano.

“El Exorcista” revolucionó el caído género del terror de la mano del joven realizador de “Contacto en Francia”: William Friedkin.

“Asfalto Violento” presentó a un director que puede llegar a desarrollar grandes virtudes. James William Guercio, puntilloso y detallista, sacó brillo a un guión discontinuo e impreciso transformándose e en la revelación del año.

Para terminar los fracasos del año. Woody Allen no alcanzó la atura de “Bananas”, su anterior trabajo, con su nueva comedia futurista “El dormilón”. Así y todo, su trabajo tuvo momentos de hilaridad, pero alcanza a mantener un ritmo de indudable eficacia y comicidad. Tampoco lo logró Román Polanski con su visión caótica del mundo de hoy que presentó en la disparatada ”Qué?”. Asimismo, decepcionó Pier Paolo Pasolini, al borde de la grosería y el mal gusto, con sus “Cuentos de Canterbury”.


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