COMO PLAGA DE LANGOSTA de John Schlesinger
Basándose en la novela “El Día de la Langosta” de Nathanael West y con la colaboración del guionista Waldo Salt, Schlesinger realizó esta estupenda película que transcurre en el época de oro del cine mudo de Hollywood.
La descripción de esta época está realizada en forma minuciosa, no ahorra detalles y enmarcan la obra en un tiempo preciso. Alude a hechos reales vividos en aquella época que conmovieron el ambiente cinematográfico. Ambos elementos, calidad en la reconstrucción de la época y sustento argumental en hechos reales, hacen al film realista y creíble.
En ese ambiente se mueven personajes maravillosamente descritos, en los cuales sus psicologías responden a toda una constante en el director inglés: la amoralidad y la miseria como signos sobresalientes de una sociedad corrupta.
No obstante este esfuerzo importante de reconstrucción de época, Schlesinger cerrará surrealistamente el film. Con un montaje en velocidad de dibujos y una utilización del sonido que crea una atmosfera fantasmal, creará todo un ambiente de caos y destrucción
Pero adjudicar todos los elogios a un director que sin lugar a dudas a realizado un trabajo de reconstrucción y narración excelentes, sería olvidar a un grupo de actores que han compuesto magistralmente a sus personajes. Un Donald Sutherland en el mejor trabajo dramático de su carrera, en el papel de un hombre introvertido y tímido, capaz de no hacer nada por si mimos, impotente por naturaleza, cuya única felicidad es comprar la compañía de una mujer (una exacta Karen Black), que solo desea triunfar en el cine a costa de cualquier precio y sacrificio de sentimientos. En esa trampa cae el personaje de Wiiliam Atherton, un joven dibujante de Hollywood que la ama pero no la puede retener porque no tiene nada para darle. También forma parte del elenco Burgues Meredith, haciendo del padre de la aspirante a actriz.
La fotografía que realizó el gran Conrad Hall para esta película es extraordinaria en sus matices esfumados, en la preminencia de tonos dorados y amarillos, como reafirmando que estamos ante el retrato de una época dorada para Hollywood. También sobresale la labor de encuadre, y en especial, los desplazamientos de la cámara, por ejemplo: el travelling de la secuencia inicial.
La música de John Barry subraya y remarca las escenas siendo absolutamente funcional a las demandas de su director. En síntesis, otro gran película del director de “Perdidos en la Noche”.