METEGOL de Juan José Campanella
ENTRE VIRTUDES Y DEFECTOS
Tengo un profundo respeto profesional por Juan José Campanella. Es ante todo, un tipo intelectualmente honesto. En los tiempos que vivimos, no es poco. Un gran laburante que durante años aprendió el oficio en la tele americana dirigiendo series populares. Incluso, en los Estados Unidos, llegó a hacer cine independiente. Con este bagaje, un día volvió a Buenos Aires, se puso a trabajar en un guión con Fernando Castets, reunió un elenco de lujo, y generó uno de los máximos éxitos del cine argentino: “El Hijo de la Novia”. Más tarde vendrían la muy interesante “Luna de Avellaneda”, y la ganadora del Oscar “El Secreto de tus Ojos”. Ahora estrenó “Metegol”, un film de dibujos animados, un desafío inmenso no solo para él sino para un sector que pretende ser una industria que no pasa de ser una fábrica de artesanías. Por eso destacan las virtudes de Campanella: su cine logra ser industrial. Y ello no solo se nota en sus guiones, sus elencos, la calidad de imagen y el sonido que sus películas ofrecen, sino también, porque el que se queda sentado hasta el final, apreciará la larga lista de meritos que asignan los títulos finales. Allí no quedan dudas que Campanella con su último proyecto ha dado trabajo a miles de personas. Y eso es hacer cine industrial en serio, más allá de apoyo del INCAA, en este caso totalmente justificado, y de los importantes socios productores con quienes se ha asociado. Con estos antecedentes, son virtudes propias de la película, ser entretenida, estar bien fotografiada y dibujada (toda la parte estética es excepcional), tener buena música y llegar a interesar con su relato. Son aciertos también, y de algún modo homenaje y toma de posición ideológica en el cine respecto a dos extraordinarios narradores, la escena inicial parodiando al Stanley Kubrick de “2001, Odisea del Espacio”, y hacia el final, la escena de la invasión del pueblo, donde el homenaje se centra en la figura del Francis Ford Coppola de “Appocalypsis Now”. No obstante ello, algunos defectos impiden que la propuesta sea impecable. La película suena floja en la actuación. Sólo algunas voces dan con la tipología de los personajes lo cual provoca que en la mayoría de las voces de los actores no haya creación. Por lo tanto, los personajes suenan débiles y poco corpóreos. Y por el lado de la historia, basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa, no solo resulta difícil encontrar el mundo del dibujante y escritor rosarino, sino que el cuento fantástico que parece querer ser narrado, se convierte en una historia de reivindicación personal con visos de gesta patriótica. No exenta de alguna crítica política a los personalismos, y ser finalmente una interesante reflexión sobre el paso arrasador del tiempo, al extremo de hacer desaparecer el pasado por la llegada del modernismo, es también una interesante crítica a los medios, con su imposición del consumo y el culto a la juventud y a la condición física, más allá del reinado del rating y los populismos.