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LA HORA DEL CAMBIO de Salvatore Ficarra y Valentino Piccone


CUALQUIER PARECIDO CON NUESTRA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA

El dúo Ficarra / Piccone tiene una trayectoria de más de 15 años en la televisión y el cine italiano. Juntos han realizado, tanto como actores, escritores y directores, 4 películas de las cuales, La Hora del Cambio, es la primera que se estrena en Argentina.

Aquí el dúo interpreta a dos hermanos propietarios de un bar al paso, al cual atienden, en pleno centro de Catania, en la isla de Sicilia en momentos en que se debe realizar las elecciones de la alcaldía del pueblo, el cual está gobernado por un alcalde corrupto cuya permisividad a cambio de favores de todo tipo está a la orden del día.

En las elecciones se presenta el actual alcalde, lo cual implica una natural continuidad, y por otro lado, el cuñado de los hermanos, un profesor de historias, que se opone al alcalde remarcando la necesidad de volver a la legalidad.

La cuestión deriva en qué tanto apego a la ley tienen los ciudadanos. Es real que la ley está basada en las costumbres. ¿Si fuera así, por qué no se la respeta? La aplicación de la ley vuelve al pueblo. Pero acostumbrados todos a la transgresión, la aplicación rigurosa de la ley se transforma en una cuestión insoportable. Un veredero corset que aprieta a todo el mundo.

De todas maneras, lejos está “La hora del Cambio” de ser un film rebelde. Por el contrario, se eleva por sobre la mediocridad de una época constituyéndose en una farsa caricaturesca describiendo un modo de ser transgresor que poco aporta a la vida social moderna.

El dúo Ficarra / Piccone se lucen tanto como actores, como escritores de una comedia interesante, y sobre todo como directores de un film ágil y entretenido, que hace recordar a la mejor etapa de la comedia a la italiana. Pero sobretodo, nos hace reflexionar a los espectadores argentinos.

El film, si bien muy italiano, parece filmado en nuestro país. El gataflorismo típico de nuestras pampas está presente en todo momento a tal punto que el film pareciera estar inspirado en la realidad argentina. El argumento rescata la misma idiosincrasia. La misma pretensión de un cambio económico social que cuando se pone en práctica parece ser hecho para los demás pero nunca para uno mismo.

La inteligencia del dúo hace que la vuelta al respeto de la ley parezca una revolución regresiva que atenta contra las libertades básicas y que el pago de los impuestos municipales, ordenamiento de permisos de comercio, mantenimiento de la limpieza de los lugares públicos, los espacios de estacionamiento, etc., fuera de cumplimiento imposible. La transgresión y la rebeldía acumulada como costumbre terminan por cuestionar la labor del nuevo alcalde y se le haga la vida imposible. Demás está decir que el regreso a la ilegalidad está a la vuelta de la esquina. Dura es la ley, pero es la ley. Difícil de entender.


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