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CHARLES CHAPLIN (1889-1977)


VIDA Y OBRA

Charles Spencer Chaplin nació en Londres, Inglaterra un 16 de abril de 1889. Sus padres eran actores de variedades de origen judío que tuvieron un cierto éxito. El padre, Charles, había abandonado el hogar debido a que era un alcohólico Su madre, la cantante Lili Harver (Hannah Hill en la vida real), hija de un zapatero, era el sostén de la familia. Ella había tenido buenos momentos en su carrera artística, pero comenzó a tener problemas foniátricos. En 1894, durante una función en Aldershot, su voz se quebró. El empresario no dudó y rápidamente subió al escenario al niño Charles, de cinco años, que imitó la voz de Lily incluyendo el desfallecimiento final, para gran diversión del público. Charles Chaplin había debutado en la escena artística.

El fracaso y la falta de dinero trastornaron la salud mental de Hannah Hill. Ella y los niños fueron a vivir al asilo de la calle Lambeth. Sydney y Charlie asistieron un tiempo a la escuela para niños pobres de Hanwell. En 1896 el estado de Hannah obligó a recluirla en un sanatorio frenopático. Al año siguiente, Charlie se unió a los Eight Lancashire Lads, un grupo de actores juveniles aficionados que hacían giras por los pueblos. Más tarde se hizo profesional y trabajó en compañías ambulantes. En 1898 murió su padre. Chaplin se había transformado en un gran actor infantil. A los doce años, protagonizó The Romance of a Cockney, y cuatro años más tarde realizó una gira con la obra The Painful Predicament of Sherlock Holmes. En 1906 se inició en el Casey Court Circus como una de las primeras atracciones, y finalizó contratado con la célebre compañía de pantomimas de Fred Karno, en la que también actuaba Stan Laurel.

Con Fred Karno perfeccionó y diversificó sus recursos mímicos. En 1909 formó parte de un grupo que realizó una gira artística por París y al año siguiente otra por Estados Unidos. Mack Sennett había comenzado a tener éxito con sus filmes cortos de bañistas y policías, basados en corridas, mímica, y peleas con tortas de crema. Sennett intuía las posibilidades cinematográficas de la mímica refinada y compleja de Chaplin, y cuando éste realizó su segunda gira en 1912 lo convenció para que se incorporase a su productora Keystone.

Chaplin llegó a Hollywood en la primavera de 1913. El 2 de febrero de 1914 se estrenaba su primera película, Making a Living. Ese año rodó 35 films de un rollo (cortos de entre doce y dieciséis minutos de duración), escritos y dirigidos por Sennett, el propio Charles u otros directores. Sus caracterizaciones eran ensayos del vagabundo ingenuo y sentimental que le daría fama, más tarde, en todo el mundo. El éxito fue notable, y en 1915 la productora Essanay le robó a Sennett su estrella por un contrato de 1.500 dólares a la semana, cifra fabulosa para un cómico de cine mudo.

En Essanay, Chaplin escribió y dirigió los catorce films que rodó ese año. Tenían una duración de dos rollos, una trama más complicada que introducía toques románticos y melancólicos en la receta humorística, y un guión meticulosamente estructurado y ensayado. Chaplin era el protagonista absoluto (en alguno, en rol femenino), y en la mayoría de ellos su partenaire era Edna Purviance. Cabe recordar The Tramp (El vagabundo), donde él también eligió su vestuario: sombrero, bastón, pantalones anchos, chaqueta estrecha y zapatones. El resultado fue el atuendo más famoso y perdurable en la historia del cine.

El mimo cambió nuevamente de productora en 1916. Pasó a trabajar con la Mutual, donde realizaría doce películas en dos años, entre ellas The Pawnshop (El prestamista), Easy Street (La Calle de la Paz) y especialmente The Immigrant (El Imigrante), las tres con Edna Purviance. A principios de 1918 la First National contrató a Charlie Chaplin por la cifra récord de un millón de dólares anuales. Filmó doce películas entre ese año y 1922, entre ellas los clásicos A Dog Life (Una Vida de Perros), Shoulder Arms (Armas al Hombro), y The Kid (El Chico), considerada su primera obra maestra, en la que define un estilo crítico y tragicómico. Su estreno en Europa lo consagró como un genio del cine.

En 1918 se casó por primera vez con la actriz Mildred Harris, una joven de 19 años, de la cual se divorciaría dos años después.

En 1919, Chaplin, Pickford, Fairbanks, y David W. Griffith fundaron la productora United Artists, pero Chaplin no trabajó para ésta hasta no acabar su contrato con la First National. En 1923, con productora propia, se sintió seguro para desarrollar sus ideas. Se dedicó a crear, escribir y dirigir. De esa inspiración nació A Woman of Paris, interpretada por la Purviance y Adolphe Menjou. Chaplin contaba con 35 años y contrae su segundo matrimonio con la actriz Lolita McMurray (o Lita Grey), de sólo dieciséis años, de quien se divorcia 4 años más tarde, después de tener su dos primeros hijos: Charles Spencer y Sydney Earle.

En 1925 comienza a filmar la trilogía final de Charlot, rodando en 1928 The Gold Rush (La Quimera del Oro), The circus (El circo), por la que recibió su primer Oscar de la Academia en 1929. Y en 1930 filma City Lights (Luces de la ciudad), un film sobre la soledad en las grandes ciudades, con escenas sonoras y música del propio Chaplin.

En 1932 partió nuevamente hacia Europa, donde conoció a Paulette Goddard. Al año siguiente Paulette sería su pareja en Modern Times (Tiempos modernos), una lúcida crítica al capitalismo y particularmente al maquinismo industrial y su falta de consideración con el ser humano.

En 1929 estalla la guerra en Europa, y en 1940, después de la invasión alemana sobre Francia, Chaplin filma The Great Dictator (El gran dictador), una farsa sobre el nazismo en la interpreta dos roles: un peluquero judío y un Hitler totalmente paranoico. Paulette Goddard interpretaría por última vez un personaje a su lado. Chaplin y Paulette se separarían un año después, envuelto él en un proceso por la paternidad de la hija de la actriz. Chaplin fue condenado en abril de 1942 en los Estados Unidos por violación de la Ley Mann (prohíbe la esclavitud de la mujer blanca y transforma en delito federal el transporte de mujeres de un estado a otro, con propósitos inmorales), y debió hacerse cargo de la manutención de la niña.

La crítica social siempre ha sido una constante en los films de Chaplin. Y su personaje principal, Charlot, era la imagen misma del desposeído errante que sobrevivía como podía en las grandes ciudades. Tras rodar Monsieur Verdoux en 1947, Charles Chaplin cayó bajo la ola del maccarthismo en los Estados Unidos. La crítica social de su película y el probable hecho de ser un extranjero en Hollywood (nunca tramitó la ciudadanía americana) lo llevaron a comparecer en 1949 ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas. Al año siguiente, mientras él y su familia viajaban por Europa, se ordenó a las autoridades de inmigración su detención. Chaplin decidió no volver jamás a los Estados Unidos y se instaló en una lujosa residencia en Corsier-sur-Vevey, ya casado con Oona O´Neal (hija del dramaturgo).

En 1952 vuelve a Londres a filmar Limelight (Candilejas), un hermoso homenaje a los artistas trashumantes. Dos años más tarde recibió el Premio Internacional de la Paz. En 1957 filma A King in New York (Un rey en Nueva York), un film desparejo que mantiene su fino sentido del humor.

En 1966 y con 80 años presenta su último film: A Countess from Hong Kong (La Condesa de Hong Kong, 1966), con dos protagonistas que se encontraban en el pináculo de sus carreras: Sofía Loren y Marlon Brando. Una comedia romántica y sofisticada pero carente de ritmo chispeante. Un film menor en su carrera donde se auto homenajea con una pequeña aparición.

Murió a los ochenta y ocho años, el día de Navidad de 1977. Dejó un total de 79 películas filmadas en más de cincuenta años de actividad como actor y director. En la casi totalidad de ellas fue también autor del guión, y del diálogo y la música en las sonoras. Creo que no hay duda que Chaplin es el primer gran maestro del cine y que supo usar a la perfección los medios de que disponía. Pero su grandeza es que el mensaje que ofrece es universal y sus formas de transmitirlo fueron más contundentes que los diálogos o los discursos intelectuales. Las imágenes que nos legó fueron tan potentes que con la compañía de apenas diez cartelillos con cuatro palabras, nos pintó un universo único y singular.

TRES LARGOMETRAJES CLAVES EN SU FILMOGRAFÍA

CITY LIGHTS (1931)

COMEDIA, DRAMA, ROMANCE Y SITUACIÓN SOCIAL

Quinto largometraje de Chaplin. El guión se inspira en la protagonista de la canción "La Violetera", de José Padilla. Se rueda en exteriores en San Francisco y en los Chaplin Studios, con un presupuesto estimado de 1,5 millones de dólares. Producido por Chaplin para UA, se estrena el 30 de enero de 1931 en Los Ángeles, California. La acción tiene lugar en una gran ciudad americana en 1930 durante los primeros meses de la Gran Depresión, cuando cunden el paro, la miseria, los atracos, los suicidios y la desesperanza. Un joven vagabundo (Chaplin) conoce casualmente a una vendedora ambulante de flores que es ciega (Cherill), de la cual se enamora. Para que la chica se pueda someter a una costosa intervención quirúrgica de sus ojos, Charlot se pone a trabajar en oficios que exigen grandes esfuerzos físicos. El film suma los géneros de comedia, drama y romance. Chaplin invierte 2 años de trabajo en la tarea de llevar adelante la producción y realización de la cinta. Convencido de que el cine es el arte de la pantomima, opta por realizar un film mudo, cuando el sonoro se hallaba consagrado. Terminado el rodaje, le añade efectos sonoros y la banda de música. Los diálogos se presentan en carteles escritos o se esbozan con el sonido de un silbato de feria. Es simultáneamente una sátira al cine sonoro y una apasionada exaltación del cine mudo. El guión es sobrio, sencillo y directo. El estreno de la obra obtiene un gran éxito de público, posiblemente el mayor de la carrera de Chaplin. El protagonista es Charlot, el clásico vagabundo marginado, solitario y sin techo, surgido de la imaginación del propio Chaplin. En esta ocasión los dos únicos amigos que tiene, la florista ciega y el millonario excéntrico, no le pueden ver. El millonario sólo lo reconoce cuando está bebido. El relato suma slapstick, parodia, sátira y crítica. Construye una historia conmovedora, tierna y enternecedora en la que no está exenta la crítica social. Crea una atmósfera de ensueño en la que se dan la mano lo cómico y lo melodramático. Se burla de la vacuidad de los discursos políticos, la escasa fiabilidad del oído (la chica confunde a Charlot con un millonario), la mala calidad del sonido de los primeros films sonoros, la falsa felicidad que da la riqueza, las limitaciones y la fragilidad de la amistad, los deportes violentos, etc. La ceguera de sus amigos, la florista y el millonario, pueden representar la ignorancia de los problemas sociales de una sociedad, ya en aquel momento, volcada al consumismo y a la opulencia, comienzan a observarse los primeros estragos de la gran depresión que comenzó en 1929 y afectó a los Estados Unidos por largos cuatro años y que dejó inmensas secuelas tanto en las fortunas individuales como en lo social.

Se destacan escenas como la comida de espaguetis, el robo que sufre Charlot, la errónea detención de la policía y, sobre todo, los emocionantes planos finales. La música, de Chaplin, ofrece una partitura original romántica, melódica y colorista. Siendo el tema principal "La violetera", también añade un fragmento del himno nacional de EEUU. La fotografía, de Roland Totheroh y Gordon Pollock, resalta la comicidad visual, la expresividad del mimo y el lenguaje corporal. Las imágenes destilan sobriedad, atención al detalle y dejan ver el perfeccionismo obsesivo de Chaplin. City Lights se cuenta habitualmente entre las 100 mejores películas americanas.

TIEMPOS MODERNOS (1936)

EL HUMANISMO Y LA SOCIEDAD INDUSTRIAL

En plena época de crisis de los años 30, en el contexto de la peor depresión del mundo capitalista, con miles de empresas con problemas económicos y financieros, muchas presentadas en convocatoria o al borde de la quiebra, con millones de personas despedidas y sin trabajo, Charles Chaplin realiza su última película muda (se filma en sonoro pero sin diálogos y solo acompañado por una banda musical), un fabuloso documento de una época, un alegato en pro del trabajo humano, una enorme critica al sistema tayloriano de producción, sosteniendo que formaba parte de un proceso de alienación que transformaba al hombre en un autómata mecanizado.

Chaplin uno de los artistas más socialmente posicionados en pro del derecho laboral digno y no vejatorio ni denigrante como se estaba convirtiendo gradualmente, presenta esta película donde expresa claramente su compromiso con la clase trabajadora y sus derechos, a la vez de producir una obra de arte que hace gala de su maestría narrativa en el contexto del cine mudo cuando ya el cine sonoro se había impuesto como novedad.

Tiempos Modernos es su obra cumbre, una obra maravillosa se mire por donde se mire. Será la última vez que Chaplin nos deleitará con su mítico personaje de Charlot en pantalla, y esta película se transformará en su película más vista. Ha perdurado a través de los tiempos y una y otro vez vuelve a las pantallas cada vez que la ciencia permite restaurarla asegurando que es una obra imperecedera e inmortal. Las escenas de Charlot en la fábrica convirtiéndose en una marioneta autómata que responde como parte de una maquinaria son inolvidables. Vemos un ritmo laboral atroz que aliena y adormece al obrero, y toma represalias contra todo aquello que escapa al sistema establecido. El momento donde prueba la máquina de dar de comer es de una dureza tal que muestra la regresión de hombre a un estado cercano a de su lactancia. Charlot se enfrenta a todo tipo de desafortunadas y absurdas situaciones que nos hace reír, pero detrás de esas máquinas, policías y patrones no acaba de tener cabida el ser humano, como si todas esas carreras y despistes escondieran una gran carga de profundidad.

Además, como si todo ello fuera poco, el personaje sirve como cobayo para probar la máquina de alimentación de obreros que teóricamente también eliminaría tiempos muertos convirtiendo al proceso en una deshumanización total de la persona para transfórmalo en una especie de robot que simplemente forma parte de un proceso. El cine sonoro estaba desarrollado y vigente y Charlot comenzaba a despedirse. Tiempos Modernos es una película muda, pero Chaplin inserta una canción cantada por su personaje y has un par de efectos de sonido. Los Estados Unidos estaban en medio de la Gran Depresión y Chaplin utilizó su mejor arma (el humor) y su libertad como creador (obtenida gracias a su inmensa fama y rentabilidad) para realizar un alegato contra la pobreza y el orden injusto que impone un capitalismo feroz.

Charlot es llevado a la comisaría una y otra vez en una patrulla debido a una serie de disparatadas, ingeniosas y divertidísimas escenas, logrará la complicidad de los guardias de la carcel y obtendrá la posibilidad de salir de la prisión y conseguir trabajo. El primer trabajo que consigue es como guardia nocturno de un gran almacén, y después consigue otro como camarero y cantante en un bar que le permitirá decir las únicas palabras en toda la película cantando una canción en una rara mezcla de francés e italiano. Y en el final, la inolvidable y maravillosa escena donde ambos, juntos de la mano, emprenden un camino hacia quién sabe dónde, pero llenos de energía y esperanza como así lo definen sus últimas palabras: "saldremos adelante...".

EL GRAN DICTADOR (1936)

UN LUZ DE ESPERANZA EN LA ERA INDUSTRIAL

Cuando la Segunda Guerra Mundial se encontraba en sus albores y la locura de Hitler comenzaba a no tener freno, Chaplin, un hombre comprometido con su tiempo, realiza una de las más importantes parodias sobre la enajenación del dictador alemán, su partido, el nacionalsocialismo y, en general, sobre cualquier forma de dictadura.

La divertida y corrosiva sátira, plena en su denuncia y no exenta de amargura, lanza su demoledor ataque contra las bases totalitarias del nazismo. Chaplin, inteligente y agudo, captó la esencia del nacional socialismo y la recreó admirablemente en esta aguda comedia mediante un trabajo detallista de puesta en escena y ambientación, cuyas imágenes representan en forma ridículizante la tecnología destinada a servir la guerra, la opulencia en que vive el dictador representada en esplendor de su palacio, la tendencia de los partidos totalitarios a colmarlo todo con sus símbolos e insignias, la formalidad de sus ademanes de saludo, y los discursos fanáticos.

Chaplin interpretó dos papeles en el reparto: el del dictador por un lado, y el de un barbero judío muy parecido a su personaje de Charlot adoptando su vestimenta, sus ideales románticas, su tendencia a meterse en líos y a luchar obstinadamente por la justicia.

La comicidad chaplinesca está presente tanto en las escenas del dictador con su recargada agenda diaria, sus delirios de grandeza, sus ansias desenfrenadas de conquistar el mundo, como en la pelea a sartenazos entre judíos y soldados alemanes, y en el encuentro con Napolini (Mussolini?).

Pero en el film también existen momentos dramáticos como las humillaciones y los ataques contra judíos, el temor a la pérdida progresiva de las libertades individuales, y ese discurso final, sincero y esperanzador con que se pronuncia un mensaje de paz que llega en un momento aciago para el mundo, que obviamente fue ignorado por la realidad, pero que perdura para la posteridad gracias a la magia imperecedera del cine.

Chaplin se despide definitivamente de la etapa muda comenzando su cine sonoro con esta comedia dramática que posee algunos de los diálogos más extraordinarios de toda la historia del cine. Nadie dudaba de su capacidad como guionista, pero El Gran Dictador lo confirma también como un gran escritor de diálogos. Su capacidad creativa y satirizante continuó intacta en la línea punzante que había desarrollado en "Tiempos Modernos".


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