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BILLY WILDER (1906 – 2002)


Sintetizar una carrera de seis décadas de trabajo cinematográfico es una tarea muy difícil. Sobre todo si el artífice de esa carrera se llama Billy Wilder. Estamos hablando de una obra única, tan intensa como brillante.

Guionista genial, productor y director excepcional, culto, inteligente y con un agudo y ácido sentido del humor, Wilder supo impregnar su fuerte personalidad a su obra cinematográfica. Austriaco de nacimiento, se muda muy joven a Berlín durante los años veinte para continuar su carrera periodística. Su pluma como escritor le lleva a escribir guiones para el prestigioso estudio de cine UFA. En esos estudios, desde 1910 se venía desarrollando el famoso movimiento cinematográfico denominado “expresionismo”, un nuevo cine cuyos directores más destacados fueron: Ernest Lubitsch, Frederick Murnau, Fritz Lang, el director de fotografía Karl Freund y los actores Pola Negri y Emil Jannings entre otros. Ellos no sólo hicieron grande al cine alemán sino que marcaron una época en la historia del cine mundial.

Cuando en la década siguiente cambia el panorama político a raíz de la asunción del nacional socialismo, Wilder abandona Alemania, siguiendo los pasos de Lubitsch y Lang. Primero se radica en Francia donde comienza a dirigir películas como Curvas Peligrosas, en 1932. Sin embargo su carrera en este país duró muy poco. En los años cuarenta tomó la decisión de abandonar Francia. El objetivo de Wilder era viajar a Estados Unidos y trabajar en Hollywood. Allí vivió, realizó el resto de su carrera, y vivió el resto de su vida hasta su muerte a los 96 años.

Considerado por muchos historiadores como el mejor guionista de la historia del cine, fue un extraordinario dialoguista y creador de personajes: Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck), la femme fatale de Pacto de Sangre (Double Indemnity, 1944), Norma Desmond (Gloria Swanson) la ex estrella de cine mudo de El Ocaso de una Vida (Sunset Blvd., 1950), Joe / Josephine (Tony Curtis) y Jerry / Daphne (Jack Lemmon) el dúo masculino / femenino de Una Eva y Dos Adanes (Some Like It Hot, 1959) o el solitario C.C Baxter (Jack Lemmon) de Piso de Soletero (The Apartment, 1960). Durante su vida colaboró con dos guionistas excepcionales; en los años cuarenta con Charles Brackett, con el que escribe entre otras, El Mayor y la Menor (The Major and the Minor, 1942), Días sin huella (The Lost Weekend, 1945) o la magnífica El Ocaso de una Vida. Con Brackett también escribe guiones filmados por otros directores, William Dieterle, Howard Hawks o Lubistch. Para este último escriben dos joyas cinematográficas Ninotchka (id., 1939) y La Octava Mujer de Barbazul (1938). Más tarde hizo dupla con I.A.L. Diamond, otro guionista excepcional. Una Eva y Dos Adanes, Departamento de Soltero, y Uno, Dos, Tres (One, Two, Three, 1961), entre otras, son fruto de esta colaboración. Tal vez los años más inspirados de su carrera, sus películas más taquilleras y recordadas por el gran público.

Su labor como director y guionista corren en forma paralela. Su gran sentido de la comedia, su habilidad para dirigir actores y su visión de los problemas humanos y sociales abordando diversidad de temas, incluyendo los sexuales, o el mundo del cine, o realizando críticas costumbristas, lo convirtieron en el más importante director de la comedia americana. Su sentido del humor no vacilaba en sacrificar la verdad en beneficio del efecto cómico y poseía una gran dosis de sarcasmo que no dudaba en derrochar en sus películas. Estaba fascinado por la insensatez, la trivialidad y el desatino de los seres humanos, y se pasó la vida divirtiéndose con ello, aplicando su certera ironía para combatir la hipocresía y el convencionalismo y para desnudar vicios y virtudes de sus congéneres.

Si tuviéramos que hablar de sus influencias, sin lugar a dudas Ernst Lubitsch fue quien más lo influyó y fue quien le transmitió que el cine nunca debía aburrir y cuando se trabajaba la comedia cada escena debía ser lo más cómica posible.

Quién no recuerda la imagen iconográfica de Marilyn Monroe en la cual el aire del metro levanta su falda en La Comezón del Séptimo Año (The Seven Year Itch, 1955), ó a Jack Lemmon quejándose de la incomodidad de sus tacones mientras camina con Tony Cutis por el andén de una estación de tren en Una Eva y dos Adanes, ó a Jack Lemmon escurriendo spaghettis con una raqueta de tenis en Departamento de Soltero, o a un enloquecido James Cagney gritando «¡Uno, dos, tres!» en la película de igual título.

Escéptico con una lengua muy filosa, construyó una obra incomparable en la cual dio testimonio de su acida visión del mundo bajo la apariencia de una deliciosa ligereza cómica. Escribió y dirigió comedias y dramas, una obra inigualable que alberga verdaderas obras maestras de diferentes géneros como el cine negro en Pacto de Sangre (1944), el drama tribunalicio en Testigo de cargo (Witness for the Prosecution, 1957), la comedia romántica en Sabrina (1954), o los dramas del fin de una carrera cinematográfica en El Ocaso de una Vida, o Fedora (1978), además de sus obras más populares como Piso de soltero (1960); Una Eva y dos Adanes (1959) o “Irma la dulce” (1963).

Cuando en 1994 Belle Epoque ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera, Fernando Trueba, su director dijo: “No creo en Dios para poder agradecer. Sólo creo en Billy Wilder. Así que Gracias, Billy Wilder". Al día siguiente, sonó el teléfono en su habitación de hotel y oyó la voz del admirado cineasta: "Soy Dios". Pocos días después en las páginas de Los Angeles Times, Wilder se quejaba: "Hubiera sido mejor que Trueba no dijera eso: la gente ha empezado a persignarse cuando me ve". Ese era el gran Billy: un innato sentido del humor.

La carrera de Billy Wilder ha sido sólida, amplia y prolongada. Casi todos sus films han gozado del éxito de la taquilla y el reconocimiento del público. Muchos de ellos se han constituidos en modelos del género. Muchas de sus imágenes se han vuelto iconográficas. Algunos de sus actores han logrado la fama en un papel suyo. Muchas de sus actrices se convirtieron en estrellas bajo su dirección. Nadie ha dejado una visión tan personal tan ácida del famoso glamour hollywoodense como la suya. Por lo menos tres generaciones de cinéfilos seguramente nombrarían alguna de sus películas como su preferida. Ese hombre tan querido y respetado fue el genial Billy Wilder.

Mis películas preferidas:

DOUBLE INDEMNITY (1944) PACTO DE SANGRE

Es una película diseñada para congelar hasta la médula de los huesos de la audiencia, y la duración de su efecto depende de la repercusión personal que cada espectador pueda sentir frente a las diversas y calculadas dosis de suspenso que Billy Wilder suministra con la habilidad de un maestro.

Al igual que otros films noir de Billy Wilder, como Sunset Boulevard, donde el héroe comienza su narración flotando muerto en una piscina, aquí la cosa abre con Walter Neff (MacMurray), herido y sangrando, confesando voluntariamente frente a un grabador a su colega Barton Keyes (Robinson), su historia de amor, asesinato y traición con la hermosa y fría Phyllis Dietrichson (Stanwyck), de cómo estafó a su marido, haciéndolo firmar un seguro de vida que no necesitaba (con cláusula de doble indemnización), para luego asesinarlo y cobrar el dinero; y de qué manera su amor por Phyllis se enfrió y la sospecha mutua tuvo consecuencias fatales.

Los guionistas Wilder y Raymond Chandler hicieron un excelente trabajo de adaptación de la novela de James M Cain escribiendo diálogos sarcásticos, como los de la primera reunión de la pareja. También fue un acierto la utilización de la voz en off de alguien cansado del mundo, dejando intuir una extraña y distinta calidad de condenado. También es muy interesante la forma en flashbacks en que está contada la historia.

Wilder filmó la historia de una pareja que intenta un "crimen perfecto", con el fin de cobrar un seguro impregnada de un realismo que recuerda al viejo cine francés. Ha detallado el acoso de la víctima con la fría minuciosidad del informe de un forense. No hay objeciones al temperamento de esta película: es tan dura e inflexible como el acero.

La dureza de la película y la naturaleza académica de su trama determinan el frio accionar de sus personajes principales haciéndolos carecer de cualquier tipo de emoción para encarar su destino. Y el hecho de que la historia se cuenta en flashback genera un efecto de distanciamiento, permite al espectador armar la historia y no perder la objetividad respecto a los personajes presentados.

La Stanwyck crea una mujer destructiva y antipática, y Fred MacMurray aparece como el ingenuo caballero que cae precipitadamente bajo su hechizo. Su personaje no es quien parece ser. Edward G. Robinson es un detective de seguros. Con una máscara amarga, falta de humor e irritabilidad, crea un investigador formidable. La pasión Neff / Phyllis no concluye en el enfrentamiento violento del final sino en el mismo abrazo del primer encuentro. Es un amor sin futuro. Corrupto desde el inicio. A pesar de sus emociones fluctuantes, ella no puede matarlo. Él ya se ha disparado. Es en ese momento cuando Neff va a morir que le dice a Keyes: "No podías imaginar ésto... tan cercano…” y Keyes, casi en silencio, con ternura responde: "Más cercano de lo que crees, Walter."

La película fue fotografiada por John Seitz utilizando el blanco y el negro como si fuera un libro. Siempre al aire libre, generalmente de noche, mientras que los interiores, en la casa y en el apartamento de Dietrichson Neff, todo es sombra, donde la luz del sol se filtra débilmente a través de las persianas, mostrando el polvo en el aire. Es un entorno propicio para la pasión caliente, enfermiza y sin corazón elegido por los corruptos.

Doble Indemnización es una película muy entretenida y muy bien desarrollada. Es una historia de suspenso cuyo mayor crédito debe adjudicarse en gran medida a la dirección de Billy Wilder, que también fue coautor del guión. Lo que distingue a Pacto de Sangre de otras grandes películas del cine negro es el sentimiento derivado de todas las traiciones, la locura producida por la codicia humana.

SUNSET BOULEVARD por Thomas M. Pryor. 11 de agosto de 1950 (*)

Sunset Boulevard refleja un segmento de la vida en Hollywood. Utilizando como base de su drama franco y cáustico una situación escandalosa que involucraba a una estrella del cine mudo, vieja y desgastada, y un guionista joven, sin dinero y cínico. Charles Brackett y Billy Wilder (con ayuda de DM Marshman,Jr.) describen ambiciones y frustraciones que se combinan para dar vida a una ciudad de cartón tan o más fascinante que el mundo exterior.

Sunset Boulevard no tiene la intención de ser un fresco realista de Hollywood. Pero es un compuesto tan inteligente sobre la verdad y la leyenda - y tan reluciente del pasado como de lo contemporáneo - que en apariencia, termina hablando con gran autoridad. La película es una rara mezcla de escritura profunda, actuación notable, dirección magistral y brillante fotografía artística que rápidamente proyecta un hechizo sobre una audiencia y lo mantiene cautivado por un margen de casi 2 horas.

Después de un largo retiro, Gloria Swanson fue convencida a retornar al cine e interpretar a la patética y olvidada Norma Desmond. Un papel obviamente hecho a su medida. La Swanson se apoderará de la pantalla interpretando a una mujer madura, rica y egoísta que anhela desesperadamente oír de nuevo los aplausos de la multitud. Incluso en esas pocas escenas en la que ella no está en la pantalla, su presencia se siente como un fantasma errante en el esplendor de su mansión llena de recuerdos en Beverly Hills.

William Holden está haciendo la mejor actuación de su carrera en el rol del guionista Joe Hills. El autocontrol de sus emociones nunca vacila y engendra una total compasión por su personaje. Su actuación es admirable. Acosado por los cobradores de una compañía financiera, el escritor, desesperado y desilusionado, aprovecha la oportunidad de ganar algo de dinero ayudando a Norma Desmond a diseñar un guión sobre Salomé con el que la egomaníaca cree que podrá retornar a la pantalla para satisfacer a los millones de personas que nunca le han perdonado su retiro.

Joe Gillis se enoja cuando Norma insiste en que viva en su casa, pero poco a poco su autoestima se corroe por las comodidades fáciles y no hace nada para frustrar su propio sutil flirteo romántico. Antes de que se enamore de una joven de su edad que lo sacuda de ese abismo oscuro y reavive su chispa de escritor, Joe se ha convertido en una especie de lujoso sirviente de la estrella psicópata que lo sostiene con regalos lujosos e incluso, un intento de suicidio.

Con suma habilidad, Brackett y Wilder, que también produjo y dirigió este drama para Paramount Pictures, han descrito un romance esencialmente interesado que se dibuja en el tono natural y consciente del diálogo, el realismo acentuado por las escenas situadas dentro de las propias oficinas del Estudio Paramount, donde Norma Desmond va a visitar al mismo Cecil B. DeMille. Por contraste, ese pasado esplendoroso se refleja en la elegancia de la decadente mansión en la que Norma Desmond vive.

La esperanza, la angustia y el cinismo se dan la mano y se reflejan en los distintos personajes de este formidable fresco que es Sunset Boulevard. La esperanza que lleva a probar suerte en Hollywood se aprecia en el personaje de Betty Schaefer, una lectora de estudio que quiere ser escritora. La angustia se refleja en Fred Clark interpretando a un productor que trabaja al borde de sus nervios agravando una ulcera, y el cinismo aparece en la forma del menosprecio que siente Gillis al mencionar a los amigos de toda la vida de Norma.

Erich von Stroheim se mueve a través de Sunset Boulevard con una actitud rígida y prusiana que se ajusta a su papel de devoto mayordomo que, un día como director, descubrió a Norma cuando era niña y se convirtió en el primero de sus tres esposos. Pero si bien toda su actuación es memorable, siempre se piensa primero en la señorita Swanson.

Sunset Boulevard es una gran película con un solo defecto. Los guionistas permiten que el cuerpo muerto lleno de balas de Joe Gillis se levante de la piscina de Norma Desmond para contarnos la historia. Podría decirse que es una licencia literaria indigna de Brackett y Wilder, que felizmente, no ha interferido en el éxito de Sunset Boulevard.

(*)Thomas M. Pryor, fue editor del Daily Variety desde 1959 hasta su retiro en 1988. Murió un dia lunes en el Hospital del Valle de San Fernando a la edad de 89 años. Antes de unirse a Daily Variety, el Sr, Pryor trabajó para el New York Times

UNA EVA Y DOS ADANES (1959) (SOME LIKE IT HOT)

En esta película de Wilder destacan tres aspectos: el guión, los actores, y su ritmo narrativo. El excelente guión de Wilder y I.A.L. Diamond es una pieza extraordinaria de escritura cinematográfica, y en su torno gira toda la película. El aire cómico que contiene el guión inspira a los actores. La Monroe interpreta el mejor papel de su vida artística, acompañada por dos de los más grandes comediantes que ha dado el cine de Hollywood: Jack Lemmon y Tony Curtis, quienes no solo brillan con luz propia en sus papeles sino que su química es innegable, conformando uno de los mejores tríos de la historia de la comedia. En cuanto al ritmo narrativo, no para nunca. Las situaciones de comicidad se suceden unas a otros sin baches intermedios de ningún tipo. Si alguien tenía alguna duda sobre la calidad de la comedias de Billy Wilder, esta lo coloca a la altura de un maestro del género. Sin lugar a dudas hace la comedia del siglo XX.

Estamos en Chicago, 1929. Época de la Ley Seca, de las mafias, de redadas, de artistas de variedades y bares clandestinos. Joe (Tony Curtis) y Jerry (Jack Lemmon), un contrabajo y un saxofonista, piensan que sus apuros económicos son lo peor que les podría pasar hasta que son testigos de una vendetta durante la Matanza de San Valentín con Botines Colombo como protagonista. Deben escapar. Se disfrazan de mujeres y se suben a tren hacia Florida, donde simulan tocar para una orquesta de señoritas. La huida se complica con la aparición de la moza que canta y toca el ukelele, la encantadora e inocente Sugar (Marilyn Monroe), de quién Joe se enamora. Una Eva y Dos Adanes está cursada por los contrastes: Del frío de Chicago de los años 20, al calor de la Florida, de la mafia que abastecía los vicios prohibidos bajo la ley seca a una tierra prófugos de guante blanco. De músicos de orquesta de jazz a miembros trasvertidos de una orquesta de mujeres.

Para la elaboración del guión, Billy Wilder y su coguionista Izzy Diamons, escribieron un guión perfecto donde se abrieron a la diversidad sacando a la comedia de su contexto natural mezclando un asesinato con una idea transgresora para esa época como es el travestismo, obteniendo así un film lleno de diversión, humor, tintes trágicos y agridulces, que entabla un dialogo intimo con el espectador logrando no solo la risa sino también haciéndonos aceptar lo socialmente inaceptable como natural. Todo un avance para aquélla época. Una Eva y Dos Adanes termina transformándose en una obra referencia, inspiradora para las siguientes generaciones tanto del cine como la televisión. Una película que forma parte de ese cine clásico que nadie debería perderse.

PISO DE SOLTEROR (1960) (THE APARTMAENT) Por Roger Ebert (*)

Jack Lemmon interpreta a C.C. Baxter, un muchacho solitario en "The Apartment", con el giro irónico de que él ni siquiera es libre de ir a su casa solo, porque suele ser prestar su departamento a uno de los ejecutivos de su compañía. En consecuencia, se ha convertido en el cabecilla de una serie de asuntos ilícitos que lo vinculan con insinuaciones de aumentos de sueldos y promociones. Su vecino, el Dr. Dreyfuss (Jack Kruschen) escucha los sonidos nocturnos de la pasión a través de la pared y piensa que Baxter es un amante incansable, cuando en realidad Baxter está paseando por la acera, mirando con resentimiento a su propia ventana iluminada.

Cuando Billy Wilder hizo "The Apartment" en 1960, "un empleado de la empresa" era una expresión habitual. Una de las primeras tomas de la película muestra a Baxter como uno más en medio de una gran horda de asalariados, que trabajan en una habitación en la que los escritorios se alinean en filas paralelas. Esta escena es una cita a la película muda de King Vidor "The Crowd" (1928), que también trata sobre un empleado sin rostro en una corporación despiadada. Los escritorios individuales habían llegado como un progreso revolucionario.

Baxter no tiene novia y, al parecer, no tiene familia. Acariciado en la espalda y llamado "amigo" por los ejecutivos que lo utilizan, sueña con un mejor trabajo y una oficina propia. Un día incluso se pone ansioso y la invita a salir a una de las chicas del ascensor, Miss Kubelik (Shirley MacLaine), pero ella lo deja plantado a último momento debido a una crisis en su relación con el gran jefe, el Sr. Sheldrake (Fred MacMurray). Ella pensó que su aventura con Sheldrake había terminado, pero se arregla otra vez. Él sigue hablando de su divorcio pero nunca llega a concretarlo.

El guión, ejecutado con un equilibrio preciso entre la farsa y el drama, ha sido construido por Wilder y I.A.L. Diamond demostrando que, si bien Baxter y la señorita Kubelik pueden de hecho gustarse mutuamente, pueden sentir sentimientos genuinos que conducen al verdadero amor. Ambos son esclavos del sistema de valores de la compañía. Él quiere ser el asistente del jefe, ella quiere ser la esposa del jefe, y ambos están tan cegados por el concepto de "jefe" que no pueden ver al Sr. Sheldrake como una rata poco confiable.

La película ha sido fotografiada en pantalla panorámica en blanco y negro. El blanco y negro amortigua cualquier alegría que pueda arrastrarse con las decoraciones en las fiestas de Navidad, bares y restaurantes donde las vacaciones están en pleno apogeo. Y la pantalla ancha enfatiza el espacio que separa los personajes, los envuelve con el vacío. El diseño del departamento de Baxter hace que la puerta de su habitación, en el fondo justo a la izquierda del centro, sea un punto focal; allí residen los secretos de sus maestros, las razones de sus resentimientos, la arena para su propio sueño solitario y, finalmente, la etapa en la que la señorita Kubelik llevará a cabo la transición crucial en su vida.

Otras escenas rastrean las calles de Manhattan y miran a través de las ventanas del club, y encuentran a la señorita Kubelik y al falso sincero señor Sheldrake en su stand en el restaurante chino, donde protesta seriamente por sus buenas intenciones mientras mira inquieta su reloj.

Cuando Wilder hizo "The Apartment", se había convertido en un maestro en una especie de comedia sardónica y satírica que tenía la tristeza en su centro. "Double Indemnity" (1944) versaba sobre un hombre (MacMurray nuevamente) que confiaba en que un simple crimen solucionaría sus problemas financieros y románticos. "Sunset Boulevard" tiene a William Holden como el amante de una grotesca y envejecida reina de cine (Gloria Swanson), pero había cierto patetismo en la forma en que su antiguo esposo (Erich von Stroheim) aún la adoraba en el santuario de una grandeza perdida.

Wilder salió del enorme éxito "Some Like It Hot" (1959), su primera colaboración con Lemmon, y Lemmon se dirigió hacia "The Days of Wine and Roses" (1962), que junto con "The Apartment" mostraban que él podría pasar de la comedia ligera a la comedia trágica. Esta película fue la suma de lo que Wilder había hecho hasta la fecha, y una transición clave en la carrera de Lemmon.

También fue una película clave para Shirley MacLaine, que había estado cinco años en comedias ligeras y tuvo buenas escenas en "Some Came Running" (1958), pero aquí surgió como una actriz seria que florecería en la década de 1960.

Lo bueno de su señorita Kubelik es que ella no la convierte en una mujer adulta que se enamora de un charlatán tranquilo, pero sugiere a una joven a la que se le ha mentido antes, que tiene un buen corazón pero una paciencia finita, que se ha preparado para hacer los compromisos necesarios para ser la próxima Sra. Sheldrake. La seriedad del rendimiento de MacLaine ayuda a anclar la imagen: aumenta las apuestas y aleja al film de cualquier tendencia a convertirse en una comedia de camas ligeras.

Lo que es especialmente perspicaz es el modo en que, después de su intento de suicidio, se arrastra y realmente le da a Sheldrake otra oportunidad. Al igual que Baxter, no la obligaron a prostituirse, sino que la eligieron. Una de las cuestiones de porque se trata de una película adulta y no de una simple comedia es la forma en que Baxter y la señorita Kubelik tardan tanto en dar el salto romántico. No son tontos engañados, sino realistas cansados ​​que han renunciado al amor y están más motivados por el dinero. Hay una maravillosa, perversa, delicadeza en la forma en que Wilder maneja la escena final, y encuentra la nota tierna y dura en las últimas líneas del guión. Su "Shut up and deal" (Callate y Cierra el Negocio) sería casi tan famoso como "Nadie es Perfecto", las líneas de cierre inmortales de "Some Like it Hot".

Sucedió, que volví a ver "The Apartment" poco después de la muerte de Jack Lemmon y miré "The Days of Wine and Roses" (1962) y "Glengarry Glen Ross" de James Foley (1992) al mismo tiempo. Esas películas nos dan una idea de la actuación de Lemmon y de sus estilos cambiantes. En "The Days of Wine and Roses" ha salido, en mi opinión; sobreactuada. The Lost Weekend, también de Wilder (1945) fue hecha 17 años antes, pero se siente más contemporáneo en su tratamiento del alcoholismo. "Glengarry Glen Ross" contiene probablemente el mejor rendimiento de Lemmon. Su vendedor de bienes raíces envejecido y desesperado merece compararse con el desempeño de Willy Loman en "La muerte de un Viajante", y es interesante cómo Lemmon, ya famoso, comenzó con directores a los que le pide que lo marquen y lo contengan "un poco menos" para llegar a los tonos precisos necesarios para el diálogo de David Mamet, que es realismo cubierto de manierismo.

Al observar que "The Lost Weekend" no ha salido, podría hacer un comentario sobre el trabajo de Wilder en general. Una comedia romántica ligera como "Sabrina" (1954) es mejor que su remake de la década de 1990, y las grandes imágenes de Wilder no se reproducen como piezas de época, pero nos miran directamente a los ojos. "Some Like It Hot" sigue siendo graciosa, "Sunset Boulevard" sigue siendo una comedia de carácter gótico magistral, y "The Apartment" sigue siendo más difícil y conmovedora de lo que el material podría haber permitido. El elemento valioso en Wilder es su sensibilidad para con los adultos; sus personajes no pueden echar a volar con fórmulas hechas porque están cargados con las necesidades y las responsabilidades de trabajar para ganarse la vida. En muchas películas, los personajes casi no parecen tener trabajos, pero en "The Apartment" deben recordar que tienen algo más que eso.

(*) Roger Joseph Ebert (June 18, 1942 – April 4, 2013) fue un crítico e historiador norteamericano, periodista, guionista y autor. Fue crítico del diario Chicago Sun Times desde 1967 hasta su muerte. En 1975, Ebert se transformó en el primer crítico en ganar un Premio Pulitzer por Critica Cinematográfica.


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