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Luchino Visconti (1906-1976)


El cine de Luchino Visconti es testigo de las primeras tres cuartas partes del Siglo XX. Hijo de una familia aristocrática de Milán, su juventud fue marcada por la mejor educación. En la medianía de su vida, giró hacia una militancia activa contra el fascismo y vivió las consecuencias de la Segunda Guerra, y a partir de los ´50, participó de la reconstrucción de su país y del resurgimiento de la bonanza económica.

Proveniente de una familia aristocrática de Milán (sus padres poseían una de las fortunas más importantes del norte de Italia), tuvo una formación amplia que hizo foco en lo musical. Su familia era protectora de la Scala de Milán, lo cual le facilitó estudiar en dicho lugar donde más tarde llegaría a dirigir grandes óperas contando con la participación de las más grandes divas de su época como la Sra. María Callas. Contrariamente a su linaje, su sensibilidad social lo llevó a militar políticamente en el partido comunista de Italia, donde su pensamiento fue influido por Antonio Gramsci. Más tarde, después de finalizada la segunda guerra, apoyó activamente la reorganización política de Italia.

Sus comienzos en el cine tienen que ver con sus grandes relaciones. Coco Chanel fue una de sus más importantes amigas. Fue ella quien en Francia durante la Guerra le tendió una mano presentándole a Jean Renoir, que rápidamente lo transformó en su ayudante de dirección. El estilo Renoir impregnó en él la elegancia y la prolijidad de la puesta en escena, lo cual profundizaría más tarde con su paso por la ópera, que le dejó ese gusto por la grandilocuencia que se manifestó plenamente en las últimas películas de su carrera.

Visconti ha sido uno de los más importantes directores de cine de todas las épocas. Si exceptuamos los grandes creadores americanos del cine en sus inicios (Chaplin, Ford, Hawks, Lubitsch, Hitchcock, Wilder), Visconti fue el autor europeo que más lejos llegó. Podemos colocarlo a la par de Vittorio de Sica y Roberto Rossellini, considerándolo como uno de los padres del neorrealismo italiano, dado que su primera película La Tierra Tiembla es considerada como el inicio de ese movimiento estético-político en Italia. No obstante ello, su cine no solo abarcó el periodo neorrealista sino que tuvo una continuidad en el llamado cine de autor durante los ´60 y ´70, durante el cual, también dejó obras memorables.

Su Obra

Su filmografía consta de 14 largometrajes y 7 cortos y mediometrajes. En este artículo nos concentraremos en sus largometrajes.

Su primer largo fue Obsesión, 1943. Basado en la novela de james Caín “El Cartero Siempre Llama Dos Veces”, es considerada por la crítica como un film que anticipa el movimiento neorrealista. Su argumento gira en torno de un típico triángulo amoroso, pero Visconti llena ese espacio privilegiando la naturalidad, la cual se manifiesta no solo en forma de los decorados sino también en las actuaciones, muy lejos todas, de las afectaciones de la época.

Gino es un joven y apuesto desocupado que se detiene en una pequeña posada de la carretera, la cual es atendida por Giovanna. Ella es casada y solo está al lado de su marido por dinero. Gino y Giovanna se enamoran, pero ella se niega a escapar junto a él. Sexo, lujuria, avaricia y pobreza se muestran como nunca antes había mostrado en el cine italiano.

Visconti siempre estuvo más interesado en personajes trágicos, apasionados, obsesivos, codiciosos, en la decadencia de las elites que en los personajes y temas realistas de la "vida cotidiana", preferidos por De Sica y Rossellini.

En "Obsesión" podemos encontrar elementos del drama y la tragedia que luego se desarrollan en películas, como "Senso" (donde Visconti abandona la estética neorrealista) y "Rocco y Sus Hermanos"... e incluso, su mayor obra neorrealista, La Terra Trema. Lejos del thriller (tal como fueron las versiones posteriores de la novela de Cain), la esta versión del maestro italiano es un drama sobre una historia de amor, deseo y codicia condenada de antemano.

Esta versión de Visconti trasciende a su fuente, al mero relato policial para convertirse en algo más audaz y más original porque el director es capaz de crear el equivalente cinematográfico de la estructura narrativa de Caín, pero al mismo tiempo ofrece una exploración más compleja de los personajes y su situación respetando la norma del género.

Su siguiente obra fue La Terra Trema, 1948, es considerada una obra maestra e inaugural del neorrealismo italiano. En esta obra hace presente su militancia de izquierda contando la historia de un pescador siciliano que pierde todos sus pocos bienes debido a un terremoto. El realismo del film no solo se basa en la historia real que narra sino también en que está interpretada por los propios habitantes de lugar.

Visconti aborda el tema mostrando la estructura social capitalista en su conjunto y su efecto sobre las clases menos pudientes y los pescadores lugareños en particular. Describe la vida dura que llevan las familias de clase trabajadora que viven bajo la presión de ganarse la vida día a día. Esos pescadores sicilianos que deben salir al mar con la esperanza de pescar, no solo su alimento diario, sino también algo más que les permita obtener un margen mínimo de ganancia para cubrir el resto de sus necesidades.

Visconti muestra que la naturaleza cruel y costosa de ese trabajo, junto con la estructura de un mercado que lo abarca todo, hará que todos los intentos ambiciosos de independencia sean inútiles a largo plazo. No obstante ello, enfatiza en la idea que el verdadero enemigo no es la naturaleza sino los empresarios explotadores.

No obstante ello, “La Tierra Tiembla” no parece ser un film político ni pretende enseñar... Más vale es una película reveladora... que no juzga... sino que muestra una realidad. Dicha realidad importa mucho más que el drama, que la película. Por lo tanto, Visconti busca el compromiso del espectador, una reacción de la platea ante lo que ven sus ojos.

No obstante ello, no estamos ante un documental. El director desarrolla un hilo conductor, una línea de historia leve para lograr lo que habría hecho un documental. Utilizó solo pescadores sicilianos. No utilizó iluminación artificial, ni efectos de sonido ni doblaje. Filmó en el lugar de los hechos, y se grabó en el dialecto siciliano.

La Tierra Tiembla esta considerada como la película que da inicio al neorrealismo italiano y está reconocida entre las obras maestras del gran director italiano. Una obra que encierra un compromiso político, una denuncia a nivel de derechos humanos, y una obra precursora de un movimiento artístico.

En Bellisima, 1951, dirigiendo nada menos que a Ana Magnani, la postura neorrealista de la película abre camino a una concepción lírica y melodramática. El arte de Visconti logra mostrar una visión social de la realidad a la par de un preciosismo por las formas de representación que elige, convergiendo finalmente en el melodrama.

En la Italia de posguerra, Magdalena Cecconi (Anna Magnani) es una mujer de una condición social muy humilde. Abusada por su esposo Gastone Renzelli), vive obsesionada con hacer de su niña (Tina Apicella), una estrella de cine. La desesperación de su personaje por escapar de una vida miserable es comprensible cuando uno ve donde vive con su esposo e hija. Ella desea una vida mejor para María, y sacrificará su matrimonio y sus ahorros pagando clases de actuación, ballet y canto para hacer realidad su sueño. Cuando el director ve la prueba de María, Magdalena choca contra la realidad y la crueldad de la industria.

Estamos ante una obra maestra atemporal. Visconti supo traer lo mejor de sus actores. Hay momentos únicos en el film, particularmente primeros planos, que parecen un dialogo entre el director y su estrella. El respeto y la admiración del uno por el otro es un mutuo homenaje que se hacen en la película.

La calidez, ingenio, astucia y la fuerza de Magnani saltan a la pantalla en esta enorme película donde queda muy en claro el mensaje sobre los peligros de la fama y la fortuna, tan actuales que podrían haberse escrito hoy mismo.

Por otra parte, "La Magnani" está en su mejor momento. Ella le roba la película a Visconti y es inimaginable ver el film sin su actuación descollante haciendo esa madre obsesiva. Toda la calidez, el ingenio, y la astucia de la Magnani saltan de la pantalla apoderándose de la película en una actuación magistral.

Senso (1954), es una película inesperada dado que Visconti estilísticamente abandona su visión neorrealista y deja que lo operístico fluya en su trabajo cinematográfico. También es su primera película de carácter histórico, la primera de sus exploraciones sobre la historia italiana y el cambio social.

Esta obra explora un cruel y trágico romance en tiempos de El Resurgimiento. Cada escena parece filmada en el mismo siglo XIX. La fotografía es una obra maestra de Robert Krasker, que recrea con precisión un periodo de la historia. Este film marca una evolución de carácter estético muy importante en Visconti.

Senso es Visconti en su forma más elegante. Abre su serie de dramas de carácter histórico. Mostró que la épica y el melodrama pueden contener críticas políticas como cualquier otro género. Senso constituye un análisis inteligente sobre la unificación italiana.

Estamos en 1866 y es el momento que la gente ha soñado durante décadas. Garibaldi está llegando y los italianos están derrotando a los austriacos. Visconti cuenta la historia de una mujer italiana, prima del líder de la resistencia clandestina, que se enamora de un teniente austriaco. Ella está ciega por su ilusión romántica y dispuesta a traicionar a su familia, amigos, ideales y hasta su tierra nativa.

El film evoca la unificación italiana, pero también es un análisis sobre las emociones más profundas generadas en Italia durante los años cincuenta. El país, después de la Segunda Guerra Mundial, batalló contra el fascismo y abrió una esperanza a la democracia. Pero también soportó la desventaja del comienzo de la Guerra Fría.

Senso fue la primera película en color de Visconti y, obviamente, había hecho un gran esfuerzo. Su film resultó visualmente hermoso y significó una revolución estética para el cine italiano. No es casual que comience en una ópera por la que Visconti también hizo mucho. La secuencia de apertura nos muestra el poder básico de la ópera y el melodrama: cambiar la vida, la infraestructura sin olvidar la historia.

La película no gustó a toda la crítica. Es film estéticamente hermoso que requiere la paciencia de su espectador. Es una película política, irónica, revolucionaria y estéticamente esplendorosa. Uno de los mayores hitos en la carrera de Visconti, pero también de la historia del cine italiano. Además, sufrió la censura y fue editada varias veces. No obstante, se destaca como una excelente obra maestra de la ironía

En 1957 Visconti filma “Noches Blancas” basado en el libro del ruso Fyodor Dostoievski. Lejos del neorrealismo, nos encontramos con un cuento de hadas. Una noche, Mario (Marcello Mastroianni) conoce a Natalia (Maria Schell) y queda fascinado por ella. Se enamora y pronto se da cuenta que ella está enamorada de otro hombre, quien la abandonó un año atrás sin ninguna explicación. No obstante, le prometió que volvería en un año, y se ella lo esperaba, él estaría para ella.

Es una película buena, emotiva y Visconti, con su talento convierte detalles realistas en simbólicos, haciendo que esta historia sea aún más bella e interesante que el libro en el cual se basa. Transporta el ambiente ruso a una ciudad italiana en invierno. Trata sobre la búsqueda de la felicidad, la de un solo amor verdadero, el que no se puede comprar con dinero.

Visconti se apodera del relato construyendo su propia obra dejando atrás el estilo del autor ruso. En la película luce el brillante trabajo de cámara de Giuseppe Rotunno, que filmó toda la obra en un estudio.

En Rocco y sus Hermanos, 1960, Visconti vuelve al neorrealismo con una obra capital. Es, sin lugar a dudas, no solo una de las cumbres de su cine sino del movimiento neorrealista. Todo es excelente en este film. Desde el nivel de actuación hasta el diseño de producción, pasando por la música y la fotografía, y especialmente, el trabajo de dirección hacen de este film uno de los mayores logros no solo del director sino de todo el cine italiano.

Es una historia personal, épica, y dramática de cinco hermanos y su madre que se mudan del sur de Italia a Milán con el propósito y la esperanza de cambiar y mejorar su calidad de vida, pero solo se encontraran con el mundo desolado, frio y complejo de una gran ciudad.

Acompañado de un elenco excelente donde sobresalen Alain Delon, Annie Girardot, y Renato Salvatore, es una película que toca la sensibilidad del espectador, el cual no puede permanecer indiferente frente al cuadro de aguda pobreza y tragedia que presenta. La destrucción del orden familiar, el drama de celos, la traición entre hermanos y la resignación ante tanta injusticia social transforman al film en un drama en la que solo puede encontrarse salvación en la santidad de Rocco, siempre dispuesto a perdonar, pensando más en su familia que en sí mismo.

Los dos hermanos están divididos porque aman a la misma mujer: la bella Nadia, una prostituta. Pero ella solo ama a uno, a Rocco, y eso pone a la familia a borde de su separación. La pelea entre dos de los hermanos en un barrio marginal de la ciudad es una de las escenas más desgarradoras y conmovedoras de la historia del cine. Esa lucha está llena de significados. Cuando los hermanos se golpean entre sí, hacen sentir que la brutalidad sin sentido torna en una imposibilidad de salvación. El deterioro de la relación entre los hermanos tienen el carácter de una tragedia griega

Otro logro de la película es el elenco internacional, magistralmente dirigido por Visconti. La actriz griega Katina Paxinou es la sufrida madre, la francesa Annie Girardot es la prostituta, el ente catalizador de la historia. El italiano Renato Salvatori hace a Simone (en el papel de su vida), unl violento hermano de Rocco, y Alain Delon (francés), como el hermano menor, es Rocco, quien intenta desesperadamente salvar a su hermano de la autodestrucción. Su trabajo es también extraordinario, su cambio gradual de un dulce joven a un hombre brutalmente violento es increíble.

Rocco y sus Hermanos sintetiza las diferencias entre el norte y el sur de Italia. Visconti quería realizar una saga de tipo familiar y para ello, retrata una familia que busca sobrevivir en un mundo cruel que no conocen, en una sociedad en desordenada. Ello es más que la diferencia social y económica existente entre el norte y el sur de Italia. Un norte industrializado y pujante con un sur campesino y detenido en el tiempo.

El Gatopardo (1963) es una de las películas más famosas y más vista en la filmografía del maestro. Está magníficamente realizada, y fue la mayor producción italiana hasta ese momento. Transcurre en el siglo. XIX y presenta personajes atractivos, humanamente falibles. Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), es un hombre astuto y benévolo de unos 45 años que intenta mantener una posición económica durante la agitación social y política del Resurgimiento en Sicilia.

Burt Lancaster realiza el que tal vez sea el mayor papel de su vida creando a Don Fabrizio, un hombre que acepta ser uno entre los últimos de una época en extinción, de un mundo en mutación: nació demasiado tarde para poder vivir en una clase aristocrática inmutable, pero demasiado pronto para adaptarse plenamente a los cambios del mundo moderno que se avecina, a diferencia de su sobrino Tancredi Falconeri (Alain Delon). Como le dice al enviado real: “Nosotros somos de la familia de los leopardos y los leones; después de nosotros vendrán los chacales y las hienas".

Tancredi encarna lo mejor y lo peor de una generación en alza: es apresurado y lleno de vitalidad, rompe el corazón de su tímida y sensible prima Concetta (Lucilla Morlacchi), y después la desaíra. Es igual de inestable en sus lealtades políticas, aunque esto le permite sobrevivir en la nueva Italia. Su compromiso con Angélica Sedara (Claudia Cardinale), hija del nuevo alcalde, le asegura el futuro de la familia. Angélica es un buen ejemplo de lo bien que están dibujados los personajes: no se trata de una heroína romántica idealizada, sino de una muchacha vital y hermosa con una vena vulgar. Los demás personajes también encuentran un delineamiento adecuado.

Pero es el aspecto de esta película la que la hace tan especial. El vestuario es extraordinario. El paisaje y la arquitectura siciliana se muestran de tal manera que se percibe el calor y el polvo en suspensión. El Gatopardo muestra un realismo físico. La decadencia de la época aparece en los palacios cuyas habitaciones se encuentran en mal estado, en desuso, semi-abandonadas, así como los pisos de mayólica. Los pueblos rurales están en ruinas. Esta no es la típica película de Hollywood donde la producción se destaca por la brillantez de la reconstrucción de época. Visconti quiso que en todo momento se pudiera veer el ocaso de una época, el final de una etapa.

La película termina con Don Fabricio caminando a casa después de una gran fiesta, el final de un baile, una despedida de época, habiendo llegado a un acuerdo con su mortalidad y visto a la generación más joven preparándose para ocupar un lugar central. Don Fabricio camina por las calles del pueblo, el silencio se apodera de la noche, todo está en calma, el musculo duerme, la ambición descansa…

El Extranjero (1967) es la adaptación de Luchino Visconti de este clásico de Albert Camus enrolado en la corriente estética del existencialismo. Es una de las películas más difíciles de Visconti dado que la mayoría de sus acciones son interiores. Desde el principio, toma distancia del tema principal: la desesperación existencial, y muestra a Meursault, su personaje central, como un hombre que se ve afectado por el mundo que lo rodea. Es un hombre sin ninguna misión ni ambición en la vida.

Luchino Visconti quería resaltar el ateísmo del protagonista de la novela, Mersault, pero también debía subrayar su extraordinaria honestidad. Las cosas que otras personas ven como desprecio e insensibilidad, en Mersault son simplemente otras formas de honestidad. Es una persona honesta que no oculta sus verdaderas opiniones. Dice lo que piensa. El público lo ve como una persona apática y lacónica.

Incluso los disparos sin sentido de los árabes tuvieron lugar en un momento accidental, provocados por el sol opresivamente caliente. La sentencia de muerte es el resultado de una combinación de accidentes. Aquí hay una corriente subterránea que lleva al fatalismo.

Lo más intrigante en la película es la razón por la cual el tribunal condena a Mersault. No lo hace porque mató a un árabe sino porque dijo la verdad. Mersault es juzgado por la moral de los demás y aquí es donde su honestidad lo traiciona. La verdad como algo subjetivo y relativo, y el absurdo como un reflejo. Tal como la versión de Visconti respecto del texto original.

La película fue recibida con críticas dispares. Es la más seca y austera de todas las películas de Visconti. Es también la más dura. Narra la historia de un hombre común, que trabaja como empleado, que está siempre callado y por lo general, nunca dice nada, salvo que tenga algo que responder. Las escenas finales son memorables y transcurren en la prisión donde se discute sobre Dios y el lugar en el mundo que nos corresponde.

Marcello Mastroianni asumió el papel de Meurseult, creando una actuación magistral. Los eventos de la historia están representados con una escrupulosa adhesión a los hechos. Pero no importa lo que sucedió sino lo que sucede al personaje. Esos hechos son todos interiores. De allí, lo difícil de su creación. Todo tiene que ver con lo que piensa y lo que siente. Su personaje mata a una persona y debe ser condenado por su crimen sin importar las circunstancias.

Anna Karina también esta notable como Maria Cardona, su amante. La fotografía de Giuseppe Rotunno es, además, excelente.

Visconti realiza un film que transita el camino del absurdo utilizando un tono distante, que encaja con el estilo que plantea Camus en su libro. El punto de la historia es que el destino de un hombre se decide por la casualidad. Esto está presente en cada línea de los diálogos. El hombre está imposibilitado de cambiar su destino.

La Caída de los Dioses (1969) es una obra de arte inquietante que puede considerarse fácilmente como una de las obras más audaces y perturbadoras de todo el cine. Luchino Visconti elabora una película extrema, un banquete de horrores sobre la corrupción y la decadencia de las clases altas donde todo está incluido: incesto, niños malos, y madres monstruosas. El escenario es la Alemania nacional socialista donde las perversiones se encuentran en la orden del día.

La acción tiene lugar después del ascenso de Hitler al poder. La familia aristocrática von Essenbeck es el principal propietario de acero del país. La película no intenta denunciar a las grandes industrias alemanas como financistas de Hitler, sino que centra su acción en la lucha interna por el poder dentro de la familia. La Caída de los Dioses no es realmente una película sobre el nazismo. Es una película sobre el poder. El nazismo es el contexto donde los mecanismos de poder se hacen evidentes porque es un sistema que legitima abiertamente la dominación absoluta de los más fuertes.

Luchino Visconti creó una estructura clásica: una traición que conduce a otra; Una devastación que abre un abismo aún más profundo para otro perpetrador.

Al mismo tiempo, utiliza el color de la Hammer yendo hacia un horror pop, con intensos contrastes entre la luz y la sombra. La primera escena es una toma de los hornos de la fábrica, una introducción adecuada a la horrenda visión de la depravación que se presentará a continuación. The Damned, tal su título en inglés, es una obra febril, desaforada, por momentos, antipática.

Visconti se basa en Macbeth para estructurar su relato. Dirk Bogarde interpreta a dicha figura en un industrial que está viviendo un romance con una Gran Dama de las finanzas nazis: Sophie von Essenbeck (Ingrid Thulin), heredera de un grupo económico. Thulin maneja a su amante para que cometa unos cuantos asesinatos políticos para que ella pueda asumir el control del grupo. De esta manera, el negocio familiar será ella misma como el poder detrás del trono. Pero no contará con la patología de su hijo mayor, Martín, un monstruo joven que es un típico nazi.

The Damned está repleto de homosexualidad, incesto, gore y grotesco Es una obra profundamente perturbadora que captura la insana locura del holocausto como una prueba irrefutable del carácter diabólico, degradante y animal que define el lado oscuro de la psique humana. El film no está destinado a los débiles de corazón y solo se puede saborear evitando el fanatismo, los prejuicios y el conservadurismo.

La Caída de los Dioses fue la primera película en tratar el nazismo abiertamente, y rompió un tabú de larga data. Su influencia se verá más tarde en películas como Cabaret (1972), Portero de Noche (1974) o El Huevo de la Serpiente (1977).

Muerte en Venecia (1971) es, para mí, su obra maestra por excelencia. Un film de una belleza cautivante que captura la atención del espectador en función de la de sus imágenes. Basada en la novela de Thomas Mann que lleva el mismo nombre, Visconti hizo suya la trama, transformando el libro en una película que sin traicionar al autor, hace del film un paseo interior por el alma de un hombre obsesionado por una idea, la belleza.

Estamos en Venecia, a principios de siglo. Toda la belleza y la decadencia de la ciudad se representan a través de los ojos de un compositor que sabe que le queda poco tiempo de vida. El hombre está obsesionado no solo con la belleza de la ciudad sino con la idea de belleza. Esta idea se consumará en su cabeza cuando sienta que lentamente comienza a enamorarse de Tasio, un joven adolescente que llega de vacaciones a su misma playa. Su obsesión comienza a ser enfermiza a la vez que una plaga comienza a diezmar la población de la ciudad. Su obsesión por el muchacho corre paralelamente a la plaga. Todo ocurre silenciosamente, mientras el compositor observa y reflexiona reprimiendo en forma absoluta sus deseos.

Hay cuatro factores fundamentales que hacen a la excelencia de esta obra. Por un lado, la actuación de Dirk Bogarde. Por otro, la música de Gustav Mahler. En tercer lugar, la fotografía de Pascualino De Santis. Por última la magistral dirección de Luchino Visconti.

La actuación de Bogarde es memorable dado que la mayor parte de su trabajo lo hace con su vista y sus ademanes. A través de sus ojos vemos la belleza tal como uno se la imagina en el interior de nuestras almas. En esos ojos podemos ver asombro, dolor, miedo, deseo, rendición. Todo pasa por ojos de Bogarde.

La música de Gustav Mahler no solo subraya delicadamente las acciones del film sino que va marcando el estado de ánimo del protagonista a la vez que va creando un clima de intimidad que permite seguir el proceso interior que sufre el músico.

Pascualino De Santis había trabajado con Visconti en La Caída de los Dioses, su obra inmediatamente anterior. Opuestamente a los colores rojos firmes profundos de aquella película llena de odios, en Muerte en Venecia predominan colores ocre y apastelados que subrayan la decadencia de la ciudad y el estado de ánimo depresivo que pinta Visconti en la descripción de esa ciudad fantasmagórica y ese ser que sabe está en el final de su vida pero aún continua con un deseo insatisfecho.

La dirección majestuosa de Visconti logra un notable equilibrio. Al principio, prevalecen las miradas y los silencios. El músico y el muchacho no cruzan palabra. Poco a poco, lo busca, auto-destructivamente estimulado por esa belleza del niño y ciertas miradas de complicidad. Bogarde hace que el anhelo del personaje sea tan tangiblemente conmovedor como finalmente patético. En el final de su vida comprende que lo perseguido afanosamente se diluye tan rápidamente como lo la vida misma. Todo resulta ser efímero, fugaz, y pasajero.

El Inocente (1976). Basada en una novela de Gabriele D'Annunzio, uno de los escritores más aristocráticos y populares del siglo XIX en Italia. Visconti fue muy fiel al libro de D'Annunzio, un autor que pintaba escenarios lujosos, personajes que buscaban el placer, aunque siempre insatisfechos en su búsqueda apasionada.

Tullio, interpretado por Giancarlo Giannini, es un personaje nietscheano, un aristócrata ateo que cree estar más allá del bien y del mal. Está casado con Giuliana (Laura Antonelli), a quien engaña sin vergüenza con Teresa Raffo (Jennifer O'Neil). Pero después de un período, ella prescinde de él. Tullio regresa con su esposa, pero resulta que ella tuvo un romance con un escritor, amigo de su hermano, y está embarazada. Tullio le pide a Giuliana que aborte, pero ella se niega. Cuando nace el niño, Giuliana trata de proteger al bebé. Tullio lo odia, no puede aceptar al niño a pesar que todos piensan que es suyo.

Esta película es un drama intenso que se toma su tiempo para contar una historia. El elenco tiene una actuación sobresaliente bajo la dirección de Visconti. La película también muestra una reconstitución maravillosa y muy detallada de la aristocracia italiana en el siglo XIX. La triste historia no redime a ningún personaje. La riqueza y la posición social pueden reducirse en función de una movilidad social que está en función de la situación económica. El papel de Giannini es de una moralidad oscura. Es algo más que una historia tradicional sobre amor y odio. La delgada línea entre la belleza de la película y el deseo egoísta y manipulador que cuenta la historia crea una obra emocionalmente fuerte a la que no se puede ver con indiferencia. Es un drama elegante y perspicaz que no tuvo mucho éxito en el público constituyéndose en el último film de su inmensa y brillante carrera.


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