Sam Peckimpah (1925 – 1984)
"Si se mueven, mátalos", ordena el personaje de William Holden con una mirada severa. Así comienza La Pandilla Salvaje (1969), el discurso de Sam Peckinpah sobre el viejo oeste”
David Samuel Peckinpah nació en Fresno, California, Estados Unidos de América. Nieto de un Jefe Indígena, su abuelo (juez y congresista), fue su mayor influencia. Durante la segunda guerra fue convocado por el cuerpo de Marines pero nunca llegó a ser enviado al campo de combate. Cuando terminó la guerra, reinició sus estudios graduándose en el Fresno State College. Más tarde, en Los Angeles, se graduó en drama, donde finalmente, en 1952, hizo su maestría en la Universidad del Sur de California.
En 1954 consigue su primer trabajo como actor trabajando en varias películas para Donald Siegel, alternando trabajos entre la escritura de guiones y la actuación, participando en la famosa película Invasión de los Ladrones de Cuerpos (1956). Pero Peckimpah se haría conocido algo más tarde escribiendo series de televisión como La Ley del Revólver (1956) y El Hombre del Rifle (1958). Recién en 1961, dirige su primer largometraje, Compañeros Mortales un film que pasa sin pena ni gloria. Su segundo largometraje, Duelo en la Alta Sierra (1962), será la película que lo dará a conocer. Trata sobre la decadencia de dos viejos pistoleros, interpretados por Joel McCrea y Randolph Scott, que sería el gran tema de la mayoría de sus películas futuras.
Un par de años después, producida por Jerry Bresler, dirigió Mayor Dundee (1965), un western clásico que narra el avance de la caballería contra los pueblos indígenas que contó con la presencia de Charlton Heston en el rol principal. Esta película le permitió al director cosechar una reputación que le daría oportunidades y la posibilidad de desarrollar sus propias ideas. Durante su rodaje en México hubo problemas relacionados con las adicciones de Peckimpah que provocaron el enojo de Heston. El estudio consideró reemplazar al director, pero Heston salió en defensa del mismo, y la cuestión no pasó a mayores. No obstante, Peckimpah perdió derecho del corte final de la película. El resultado final de la taquilla fue muy pobre. La mala fama que adquirió con los conflictos de "Mayor Dundee" derivó en que Norman Jewison lo reemplazara en la que sería su próxima película, El rey del juego (1965), que contaba con Steve Mc Queen en el rol principal.
Concibiendo un mundo agreste y voraz, violento y caótico, la sensibilidad del artista sólo encuentra subsistencia en la caparazón del intratable y del que aguanta las inclemencias de la vida con una mezcla de resignación y furia. En sus films siempre hay una verdad suprema: la muerte no entiende de moral ni de códigos de conducta. Sin embargo, no por la aceptación de la derrota, sus personajes dejan de hacer lo que es debido, lo que les parece justo o lo que creen beneficioso para ellos.
Durante los siguientes dos años, Peckinpah sólo consiguió trabajo en la televisión. Pero esta fue una buena experiencia que le abrió las puertas de Warner, que lo contrató para dirigir la que sería su película más emblemática: The Wild Bunch. Al respecto, afirmó: “No me interesa el mito; sólo me interesa la verdad. Y el mito del Oeste se encuentra en el tipo de personas que iba a conseguir tierra. Si se quiere hacer una película sobre el Oeste hay que hacerla sobre gente que iba dispuesta a apoderarse de la tierra. En consecuencia, robaba y mataba a los “malditos” indios. Eso es lo que intenté cambiar. Creo haberlo conseguido en La Pandilla Salvaje. Uno de mis propósitos al realizar esta película era romper el mito del “Far West”, la prolongada migración de personas hacia el oeste que desplazó culturas ancestrales y oprimió a minorías étnicas indígenas.
Con éste film comienza el principio de su quinquenio más fructífero donde seguramente se encuentran sus trabajos más personales y trascendentes, ese cine que lo reconoce como parte del mundo de los autores cinematográficos, donde logra imponer un nivel de creación estética, originalidad narrativa, notable empleo del color y ambientes tensionados. Obstinado e individualista, el “Universo Peckinpah” es un tanto escéptico, patético y atormentado: un mundo donde el hombre - antihéroe y perdedor -, se encuentra atrapado, como se puede observar en Perros de Paja (1971); o bien está condenado por el progreso tecnológico, como en La balada de Cable Hogue (1970). Su obra refleja un mosaico de desesperación, tanto individual como colectiva respecto de una sociedad que se autodestruye y que sólo se considera “superada” después de ser arrasada por medio de una violencia aún mayor, como se demuestra en La Fuga (1972) y Pat Garret y Billy the Kid (1973), donde la violencia opera como liberación.
Entre 1970 y 1975 dirigió sus obras maestras: La balada de Cable Hogue (1970), Perros de paja (1971), Junior Bonner (Rey del rodeo) (1972), La Huida (1972), y Pat Garrett y Billy The Kid (1973), filmes donde se hicieron célebres sus sangrientos ralentíes que creaba a modo de ballet, en medio de auténticos escenarios naturales.
A partir de 1973, sus problemas con el alcohol, las drogas, su escasa inestabilidad emocional, y sus divorcios derivaron hacia una pérdida de su capacidad creativa donde sus trabajos se vuelven repetitivos, convencionales, carentes de la diferencia que lo había vuelto famoso. Su cine ya no vuelve a tener esa característica de marca que le permitió construir aquella filmografía brillante donde sus películas se reconocían por su estilo y su creatividad para mostrar su propia visión del mundo.
No obstante, su capacidad creativa deja otro cuarteto de películas: Quiero la Cabeza de Alfredo García (1974), Los Aristócratas del Crimen (1975), La Cruz de Hierro (1977) y Convoy (1978), que aunque con un nivel inferior al cine de autor que pretendía realizar en los primeros setenta, pueden identificarse con su sello y firma.
La controversia y la provocación signaron su trabajo. Sorprendió contratando a Dustin Hoffman para protagonizar los “Perros de Paja”, un film que desata una violencia inusitada en la vida de un profesor universitario. Se jugó creando una pareja inolvidable uniendo a Ali MacGraw con Steve McQueen en "La Fuga", discutió, peleó y se amigó mil veces con el jefe de productores de MGM, James T. Aubrey, sobre su visión de "Pat Garrett y Billy the Kid", donde incluyó a Bob Dylan en el reparto en un personaje fuera del guión. Su último trabajo fue una película antibélica que transcurre en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial: "La Cruz de Hierro", con Maximilian Schell y James Coburn.
Sam Peckimpah fue, tal vez sino el único, más representativo maestro del western moderno. Figura del Nuevo Cine Americano, se constituyó en uno de los directores más capaces, creativos y rebeldes del cine de Hollywood. “Lo que hago es mostrarle a la gente cómo es realmente la violencia, realzándola, estilizándola”. “No me interesa el mito; sólo me interesa la verdad”.
FILMOGRAFÍA
1961 – Compañeros Mortales
1962 - Duelo en Sierra Alta
1964 - Mayor Dundee
1969 – La Pandilla Salvaje
1970 – La Balada de Cable Hogue
1971 – Perros de Paja
1972 – Junio Bonner, El Rey del Rodeo
1972 – La Fuga
1973 – Pat Garret y Billy The Kid
1974 – Quiero La Cabeza de Alfredo Garcia
1975 – Aristócratas del Crimen
1977 – La Cruz de Hierro
1978 – Convoy
1983 – Clave Omega
1969 – La Pandilla Salvaje
Comienzos del nuevo siglo. El oeste americano está muriendo avasallado por la modernidad. Entre los habitantes de ese cambio se encuentra un grupo de pandilleros que, después de haber cometido un robo fallido en la oficina del ferrocarril, se dirigen a México para hacer un último trabajo. Al ver sus vidas a la deriva, deciden tomar una posición violenta contra sus enemigos en una pequeña ciudad mexicana gobernada por un despiadado general. Ellos son la pandilla salvaje.
En 1969, Sam Peckinpah levanta la antorcha que Arthur Penn había encendido dos años antes al contar la historia de "Bonnie y Clyde", es decir, comienza el reciclado del cine de género. El resultado es tan impactante que su onda expansiva aún repercute en nuestros días. Penn había dado muerte al "Código de Producción Cinematográfica", dando comienzo a una nueva era.
The Wild Bunch no es la película clásica del oeste en la cual el héroe rescata a la niña y se aleja solitario hacia el atardecer. El film de Peckimpah propone todo lo contario. Sus protagonistas son hombres despreciables, lejos del heroísmo, que encuentran fuera de su tiempo, impulsados por la codicia y el cinismo.
De entrada, Peckimpah congela los títulos sobre una fotografía en blanco y negro aunque el film será en color. Eso avisa que no estamos ante un western tradicional. Más adelante, habrá un robo a un tren que no tiene nada de convencional. Escapando del realismo, se volará un puente en cámara lenta. El film terminará con una secuencia ferozmente sangrienta. Pero sus escenas no están aisladas entre sí. Responden a un guión solido que Peckimpah escribió detalladamente junto a sus guionistas Walon Green y Roy Sickner.
"The Wild Bunch" es una película diferente, que toma riesgos deliberadamente para diferenciarse del género en que se ubica. Es una película compleja que a la vez resulta entretenida e inquietante. En el primer tiroteo del film, de hecho no sabemos quiénes son los buenos y quienes los malos. En realidad no hay diferencias entre ambas categorías. No permite que tomemos parte de entrada aunque más adelante aparecerán valores rescatables en alguno de sus personajes.
Cuando Holden pronuncia su famosa frase "Si se mueven, mátalos", ante un grupo de gente ya entregada, los héroes se diferencian de los malditos solo porque estos últimos han sido sojuzgados por los primeros. El grupo de forajidos se está quedando sin tiempo ni opciones. Nadie puede retroceder porque el pasado es pasado y no hay vuelta atrás. El presente es solo una circunstancia, y el futuro una incógnita indescifrable para ese grupo desesperado perdido en la noche de los tiempos.
Peckinpah sabía muy bien lo que estaba haciendo. Sus personajes son hombres duros, curtidos, acostumbrados a estar fuera de la ley. En el film no hay héroes. Solo personajes errantes en busca de un destino. William Holden, Ernest Borgnine, Ben Johnson, Warren Oates, y Robert Ryan están notables en sus papeles. Esto los hace muy creíbles como un grupo de marginales que no encuentran su lugar en el mundo. Han vivido sus vidas como querían, y no se disculpan ni se arrepienten por nada de lo que han hecho. Tienen sus propios códigos, saben por instinto que son más fuertes juntos que por separado. Está claro también que estos no son salvajes irreflexivos. Son solo hombres, que han llegado a un punto en la historia, donde ya no tienen futuro.
La Pandilla Salvaje es una película sobre la obsolescencia y el envejecimiento. El sentimiento de una nueva era que se avecina, que puede verse en pequeños detalles tales como el automóvil en el que viaja el General Mapache, preludia el cambio de siglo y de época. La gran estrella final es el director Sam Peckinpah, que hace una película revolucionaria que nos provoca admiración por la forma sutil que presenta el caos y su negativa a glorificarlo dentro un film entretenido que invita a la reflexión.
1970 – La Balada de Cable Hogue
Cable Hogue es un buscador de oro que es abandonado en el desierto por sus compañeros que, además, lo dejan sin agua. Después de casi morir sediento e insolado, Cable encuentra agua y se salva, comienza a vivir en el desierto, comercia y compra la tierra para establecer una parada de diligencias. A la vez, se hace amigo de un predicador y una prostituta, pero su objetivo en la vida es esperar el momento en que se encuentre nuevamente con sus antiguos socios, de quienes se siente traicionado.
En consecuencia, la película es la historia de una venganza que transcurre en tono de comedia que parece una respuesta a la controversia que despertó su película anterior “La Pandilla Salvaje”. La Balada era, simultáneamente, una mirada nostálgica hacia un tiempo perdido. Ésta es un homenaje a todos aquellos emprendedores capaces de prosperar en épocas difíciles.
Jason Robards esta formidable como Cable Hogue, el personaje principal, un hombre capaz de luchar contra todas las adversidades e incluso, poder sobrevivir al abandono. No obstante, tratándose de una película del oeste, es también la historia de una venganza, la que pergeña Cable Hogue contra sus ex socios Bowen y Taggart (Strother Martin y L.Q. Jones), aquéllos que lo abandonaron en el desierto.
Hogue logra sobrevivir, y una vez recuperado, comienza a vagar por el desierto, tratando de hablar con Dios. Ante una tormenta de arena, vuelve a derrumbarse pero cuando despierta, ve barro en su bota. Comienza a escavar y encuentra agua. Se salva pero se transforma en un solitario. Es el hombre que está solo y espera. No desespera. Su rasgo fundamental es la paciencia. Más tarde, en su largo peregrinaje, se hará amigo de un predicador ambulante obsesionado por el sexo (David Warner), que, no obstante, le dará apoyo espiritual, y de una joven y dulce prostituta llamada Hilly (Stella Stevens), que le dará amor en forma sincera.
Peckinpah usará estos elementos como una parábola completando su discurso sobre el rápido declive de Occidente. La Balada de Cable Hogue es su visión sobre la incapacidad de los hombres de ajustarse a las reglas sociales. Es también un homenaje a la desaparición del viejo oeste, y una parábola sobre la necesidad de vencer la soledad. Hogue, un vagabundo del desierto, finalmente encuentra la necesidad de conectarse con otros seres humanos. Y también es un hombre que encuentra su camino.
Con un nivel de actuación muy sólido, el desarrollo equilibrado de temas como la supervivencia y la memoria, colocan al film como un triunfo de su director después de haber sido tan cuestionado por la violencia de su película anterior. La Balada es el momento más relajado de su filmografía. Demostró que era capaz de desarrollar tanto personajes como ambientes que los contienen. La partitura de Jerry Goldsmith y la excelente cinematografía de Lucien Ballard completan la excelencia de los rubros técnicos.
THE BALLAD OF CABLE HOGUE es una película no reconocida totalmente en la filmografía de su director. Es una película del oeste dentro del formato de una comedia. Demostró la capacidad narrativa del guionista y director, un niño terrible y problemático de Hollywood que podía mostrar ser amable cuando contaba con un material adecuado.
1971 – Perros de Paja
Peckimpah abandona el viejo oeste americano y se traslada a un pueblo de Inglaterra. Su nueva película es un film de suspenso, híper violento cuyo protagonista es un profesor de matemáticas que debe mudarse con su familia a un lugar vecino a una universidad donde ha conseguido una cátedra de matemáticas.
El film es una aguda reflexión sobre la violencia cotidiana, aquella que habita inconscientemente en el ser humano, el cual es capaz de liberar en circunstancias límites de su vida, particularmente cuando ve amenazada a su familia. A la vez que dibuja una parábola entre dos grupos sociales enfrentados por diferencias no solo de capacidades económicas sino también de nivel de educación.
Perros de Paja revela una acción humana, aquella fuerza impulsora que habita en cada persona. Analiza, en particular, el impulso violento del individuo como un aspecto primario que carga en lo profundo de su yo interior. Retrata el lado oscuro, esa capacidad de causar daño que tiene el ser humano.
Posiblemente no sea casual que, en aquella época, dos películas de alto contenido sexual y violento hayan sido estrenadas casi simultáneamente. Temáticamente, 'Los Perros de Paja” es muy parecida a “Naranja Mecánica” de Stanley Kubrick. Ambas directores generaron gran controversia aunque la primera estaba precedida por la fama violenta de Peckimpah, mientras la segunda era alabada por el alto nivel estético que era marca registrada de su director. Esto último, determina en gran medida, que mientras la primera fue prácticamente ignorada e incluso prohibida, la segunda fue considerada una obra maestra.
Uno de los aspectos narrativos más interesantes del film es que Peckimpah informa al espectador antes que al propio protagonista. Esto hace que el espectador conozca la hipocresia y la maldad de quienes lo acosan. Eso hace del film un juego intelectual muy interesante que mantiene al espectador atrapado y que por otra parte, le permite justificar plenamente la violencia que se desata a posteriori.
David ignora que los aldeano han violado a su esposa. Tampoco se da cuenta que su esposa quiere echar a Nyles porque ha sido violada por él. En consecuencia, Amy no es el objeto de su pelea. Ella es irrelevante para él. La gran preocupación de David es su casa, a la cual ve como el símbolo de su seguridad. Hoffman ni siquiera sabe que Amy es parte del juego, y aunque lo sepamos, nos queda la impresión de que la perdió, aunque luego cazará a Nyles como a un animal. El espectador termina por ser cómplice de David.
Dustin Hoffman esta magnifico como el profesor de matemáticas. Un hombre joven, confiado y de naturaleza pacífica que pierde toda su compostura y exterioriza toda su capacidad de violencia dejando al descubierto los aspectos más oscuros de su persona para defender a su familia. Su David es un manso que explota con una violencia inusitada porque en el fondo esta habido de venganza. Susan George es su joven esposa que debe soportar no solo el acoso de unos malvivientes sino que llega a ser violada en su propia casa.
No obstante los reparos comentados, hoy en día, Perros de Paja es considerada como una obra maestra sobre la violencia cotidiana dada la concisión de su relato, el manejo con que Peckimpah distribuye la acción, el suspenso, la violencia y el drama íntimo que encierra su relato, el cual ha cobrado una vigencia inusitada en la sociedad del nuevo siglo.
A casi 50 años de su estreno 'Straw Dogs' permanece en el recuerdo por su fuerza innovadora y su influencia se puede ver claramente en las obras de directores contemporáneos. El tema de la venganza siempre ha estado presente en el cine, pero rara vez ha sido tratado tan brutal o primitivamente como en Straw Dogs (1971), una película que genera controversia y desacuerdos. Al igual que “Naranja Mecánica”, 'Perros de Paja” resiste esa prueba. Ambas generan opiniones extremas. No obstante, en la filmografía de Peckimpah, ha sido una película importante e influyente.
1973 - Pat Garret y Billy The Kid
“Billy: Viejo Pat ... Sheriff Pat Garrett. ¿Cómo se siente?
Pat: Se siente como que los tiempos han cambiado.
Billy: Los tiempos tal vez. Yo no.”
"Pat Garrett y Billy the Kid" es uno de los últimos grandes westerns. Fue cortada por el estudio MGM tras su lanzamiento. No obstante, se convertiría en una película de culto, uno de los mejores de la historia y sin duda, el mejor de Peckinpah.
Corre 1881 en Nuevo México, y los tiempos están cambiando. Pat Garrett, antiguo compañero de viaje del forajido Billy the Kid se ha convertido en sheriff, y en consecuencia, en enemigo de Billy. Éste escapa de la cárcel y Pat reúne una pandilla que lo persigue a través de su territorio, culminando en un duelo final en Fort Sumner. La historia narrada es un hecho histórico. Dos hombres que se convirtieron en leyenda. Ocurre en el momento en el cual el Estado comienza a consolidar políticamente un territorio que antes era tan solo una extensión de tierra. Es un momento de transición en la historia de los Estados Unidos, en la cual la época colonial da lugar a un nuevo estado. Es el fin de la colonia, y del Oeste en particular, que da paso a la modernidad que impone un nuevo orden.
El film es la historia de dos hombres que se debaten en medio de esos cambios. Transcurren los últimos días de Billy the Kid (Kris Kristofferson) mientras es perseguido por su amigo Pat Garrett (James Coburn), ahora nuevo sheriff del territorio. La trama se concentrará en los dos temas habituales en Peckinpah, 1) la muerte de un tiempo con sus respectivos cambios de paradigmas, y 2) la disyuntiva que plantean esos cambios en hombres que viven fuera de su tiempo.
Garrett sufre por dentro. Sabe que tiene un trabajo por hacer, pero ello implica que debe matar a su amigo Billy. El giro que Peckinpah propone no es el de una persecución extensa sino la de un viaje donde los dos hombres transitan por un momento de su vida en el que ninguno de los dos tiene mucha apuro por conocer su destino.
El film tiene momentos de excelencia que destacan la capacidad de Peckimpah tanto como guionista como director. Son destacables escenas tales como cuando en el bar, Garrett le recomienda a Billy y a sus hombres que huyan a México si quieren evitar ser capturados por él mismo; o aquella del tiroteo entre Billy (Kris Kristofferson) y Alamosa (Jack Elam) donde se sientan para una comida tranquila; y la escena final, cuando Garrett encuentra a Billy en Fort Sumner y se enfrenta a él, y comienza a sonar los acordes de “Knocking on Heaven`s Doors por Bob Dylan, resultan momentos inolvidables del cine.
Además de las excelentes actuaciones de Coburn y Kristofferson, la película también cuenta con excelentes papeles secundarios de famosos habituales en el grupo de Peckinpah que incluye a Jason Robards, Bob Dylan (también el compositor musical de la película), Slim Pickens, Katy Jurado, Jack Elam, Harry Dean Stanton, y Richard Jaeckel, entre otros. La fotografía de John Coquillon también es muy cristalina e inquietante. El guionista Rudy Wurlitzer hizo un buen trabajo de base porque el guión final fue obra del propio Peckinpah.
El rigor narrativo, y sobre todo, el halito crepuscular que envuelve a toda la película en función de un tiempo perdido que ya nunca volverá, la colocan entre aquellas obras inolvidables del cine, y posiblemente, en la obra cumbre de su director. Después de esta obra maestra, muy pocos volverían a transitar el género.