Mike Nichols (1931 – 2014)
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- ¡Por dios señora Robinson. Me hace entrar a su casa, me da un trago, pone música, me habla acerca de su vida personal, dice que su esposo tardará [...]
- ¿Y?
- ¡Usted está tratando de seducirme!
Mikhail Igor Peschkowsky, más conocido como Mike Nichols, nació el 6 de noviembre de 1931 en Berlín, Alemania, y falleció el 19 de noviembre de 2014 en la ciudad de Nueva York, EE. UU. Fue un gran director de cine, televisión y teatro cuyas producciones se centran sobre los absurdos y horrores de la vida moderna.
Su familia emigró de Alemania a los Estados Unidos cuando Mikhail tenía solo siete años, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. En 1949, a los 17 años, se encontró con por primera vez con el teatro. La madre de una novia le regalo entradas para ver Un Tranvía Llamado Deseo y La Muerte de un Viajante. Recuerda Nichols: "Quedé totalmente fascinado por ambas puestas". Se transformarían en dos obsesiones que arrastraría durante toda su vida.
Asistió a la Universidad de Chicago entre 1950 y 1953. Luego estudió actuación con Lee Strasberg en la ciudad de Nueva York. Más tarde regresó a Chicago, donde junto con Elaine May, Bárbara Harris y Paul Sills, formó el grupo de improvisación cómica al cual llamaron The Compass Players donde trataban de crear escenas partiendo de una serie de ideas. Un maestro me dijo: “Solo hay cuatro tipos de escenas: las peleas, las seducciones, las negociaciones y las contradicciones. Su objetivo era hacer reír. Más tarde, Nichols y May forman una pareja teatral que se convertiría en matrimonio. Tuvieron suerte. Se hicieron famosos con sus espectáculos cuyo humor reemplazaba a la psicología.
En 1960, Nichols y May viajaron por todo el país con sus pequeñas obras satíricas de contenido social. Luego se presentaron en Nueva York, y más tarde, en Broadway en An Evening. La grabación de su programa le valió a ambos un premio Grammy a la mejor comedia del año. Se habían hecho conocidos. En 1963, Nichols dirigió su primera obra teatral en Broadway, la comedia de Neil Simon “Descalzos en el Parque”. El reconocimiento fue inmediato. Ganó un premio Tony. Sus siguientes trabajos fueron las puestas de Luv (1964-67) y La Extraña Pareja de Neil Simon (1965-67), el cual lo hizo acreedor de otro Tony.
Con esas credenciales, en 1966 parte para Hollywood. Tenía un proyecto muy personal. Transformar una obra eminentemente teatral en película. Su oportunidad de dirigir cine no tardó en aparecer. En 1966 adaptó para la pantalla grande ¿Quién teme a Virginia Woolf?, la obra de Edward Albee, protagonizada por Richard Burton y Elizabeth Taylor. El filme fue multi premiado. Obtuvo 13 nominaciones a los Oscar, de los que ganó cinco. Este film no solo le abrió las puertas de Hollywood sino que le dio un notable prestigio en el momento mismo del inicio de su carrera cinematográfica. Un año después, triunfaría con El Graduado, narrando una relación de tipo sexual entre un joven recién egresado de la universidad y la insatisfecha esposa de un industrial. Anne Bancroft, con su gran personalidad actoral personificaba a la Sra. Robinson mientras Dustin Hoffman, un joven debutante que no tardaría en consagrarse, daba vida a un muchacho desorientado y confuso. Hoffman consiguió su primera nominación a los premios de la Academia de Hollywood y se convirtió en una estrella de cine.
A lo largo de su carrera, Nichols continuó trabajando en Broadway, y en 1968 ganó un Premio Tony por dirigir otra obra de Neil Simon: Plaza Suite. Su siguiente proyecto fue cinematográfico, una adaptación del libro de Joseph Heller, Trampa 22 (1970). El tono satírico que empleó volvió algo confusa a la película que terminó pasando sin pena ni gloria por las pantallas y decepcionando un poco las expectativas que había generado con sus dos películas anteriores. Concretamente, el film pecó de un exceso de humor negro de carácter surrealista que terminaba desconcertando al espectador. El elenco incluyó a Alan Arkin, Anthony Perkins, Orson Welles, Art Garfunkel, Bob Newhart, Charles Grodin y Buck Henry (quien también escribió el guión).
Conocimiento Carnal (1971), por el contrario, fue un éxito con muchas críticas a favor de Nichols, pero también se convirtió en un film controvertido por su tratamiento demasiado realista de la cuestión sexual. El drama presentaba el retrato de dos amigos (Jack Nicholson y Art Garfunkel), dos eternos adolescentes sexuales. El relato triste y audaz repasa la historia de una serie de relaciones que ambos protagonistas han mantenido desde la década de 1940 hasta la revolución sexual de los años 60. Ann-Margret, Candice Bergen, Carol Kane y Rita Moreno retrataron a las mujeres que intentan amar. La película fue un éxito en la taquilla, y la actuación de Nicholson como un machista emocionalmente inestable ayudó a solidificar su estrellato.
Después de ganar otro premio Tony por dirigir durante 1971 a 1973 “El Prisionero de la Segunda Avenida” de Neil Simon en Broadway, Nichols pasó a una película de gran presupuesto. Se trataba de El Día del Delfín (1973), protagonizada por George C. Scott como científico que entrena delfines capaces de transmitir mensajes en clave. Los delfines son secuestrados por un grupo extremista que planea usar los animales para asesinar al presidente de Estados Unidos. Nichols, intentó sin éxito combinar la comedia, el thriller y la ciencia ficción, a la vez que abordaba cuestiones ambientales. Lamentablemente, no logró encontrar la respuesta de la audiencia.
En 1975 no le fue mucho mejor con Dos Pillos y la Heredera (The Fortune), que presentaba a Nicholson y Warren Beatty como un par de estafadores de la década de 1920 que primero enamoran a una rica heredera (Stockard Channing) y luego intentan robar su herencia. Aunque Beatty y Nicholson demostraron talento para la comedia satírica, el film no tuvo el éxito esperado. No obstante, todas estas obras capturaron la sensación de absurdo e inquietud de una época como ninguna otra cosa.
En los años ochenta, bajo su sello Icarus, produjo y dirigió proyectos propios tales como Silkwood en cine y, The Real Thing y Hurlyburly, en Broadway. En otras oportunidades, se ocupó de la producción. Desde Silkwood hasta Working Girl, puede rastrearse el aumento de la igualdad femenina en las películas realizadas por el director. También triunfó en el escenario musical dirigiendo Annie, que según los informes de taquilla recaudó alrededor de 100 millones de dólares con una inversión de 650 mil (mucho más que cualquiera de los diecinueve espectáculos de Broadway que dirigió).
En 1988 Working Girl se transformó en un nuevo éxito. La reputación de Nichols brillaba por lograr actuaciones extraordinarias de diferentes estrellas, y por mantener un nivel muy alto de satisfacción tanto de público como de la industria. Ya había ganado cuatro premios Emmy, un Grammy, un Oscar y nueve Tonys. No obstante ello, su naturaleza lo llevó a seguir superándose. A partir de los años noventa, Nichols comenzó a adoptar una postura más amplia. Encontró un nuevo camino a través de la televisión con éxitos notables como Angeles en América para HBO y el festival Spamalot en Broadway. Pero también hubo algunos fracasos como el de Garry Shandling con ¿De Qué Planeta Vienes? en 2000 y el reposición de The Country Girl en Broadway en 2008.
Sus dos últimas películas cinematográficas, Closer (2004) y La Guerra de Charlie Wilson (2007) no alcanzaron a despertar interés más allá de las notables actuaciones de los elencos. Closer, obra del dramaturgo inglés Patrick Marber, quien además es el autor del guion de la película está interpretada por cuatro grandes estrellas como Natalie Portman, Jude Law, Clive Owen y Julia Robert, aborda la complejidad de las relaciones interpersonales.
La Guerra de Charlie Wilson encara la alianza de tres millonarios americanos que con el pretexto de formar un fondo para los guerrilleros afganos que se enfrentan a la invasión soviética, contribuyen a la realización de operaciones encubiertas que tienden a provocar la caída de la Unión Soviética y poner fin a la Guerra Fría. El film pasó por los cines sin pena ni gloria aunque como siempre, resultaba rescatable el trabajo de Tom Hanks como el senador que le da título al film.
En 2012, Mike Nichols decide volver al Viajante en el Ethel Barrymore Theater de Broadway en Nueva York. Es un momento en que la mitad del planeta se pregunta qué será de su futuro ante una crisis que no cede y la otra mitad sufre hambre o sigue en guerra, en medio de una situación general depresiva en la que el “Movimiento de los Indignados” ocupan Wall Street y la tasa de desempleo ahoga a las clases medias que habían confiado en un mundo basado en el consumo, el crédito y las bancas privadas y de inversión. En ese contexto, Nichols decide volver a poner en escena una obra angustiante que toca de cerca a los espectadores. Era como pasar un cuchillo sobre la herida.
Esta puesta se convertirá en uno de los misterios de su vida. Nadie puede explicarse porque a una edad avanzada se enfrentó nuevamente con ella. Es, quizás, la mejor obra de teatro estadounidense, pero también muy difícil de equilibrar en su línea de tiempo y sus oscilaciones entre la esperanza y la desesperación. Además, ya la había hecho en 1999, en una aclamada versión protagonizada por Brian Dennehy. Es probable que haya sido motivado por las secuelas de la poscrisis del 2008 que se alargó en el tiempo mucho más de lo deseado.
Este largo proceso creativo lo ha colocado en el centro de la cultura. Él, un hombre proveniente del teatro, nunca pensó que iba a ser unos de los artífices del nuevo cine americano. ¿Quién teme a Virginia Woolf?, El Graduado, Trampa 22 y Conocimiento Carnal fueron claves a la hora de redefinir la situación de ese cine. Nichols se consolidó rápidamente como uno de los grandes directores que lideraban la aparición de un nuevo cine temáticamente comprometido con los problemas modernos de la sociedad americana que dejaba atrás definitivamente al clásico cine de Hollywood, rompía con los géneros y daba lugar a expresiones orientadas a la descripción de los nuevos problemas sociales heredados de la opulencia americana de posguerra, que paradójicamente consolidaba la nueva supremacía americana en el mundo.
Sus películas reflejaron fracasos matrimoniales y conflictivas relaciones sexuales, a la vez que las enmarcaba en un ambiente de falta de moralidad en lo social y de ética en la política estadounidense. Adaptó novelas y obras teatrales manteniendo siempre un alto nivel profesional que estaba dirigido a un espectador de clase media ocupada. Una frase suya dice “Lo primero que aprendes es que el público te pregunta por qué me estás contando ésto. Y ello encierra un par de respuestas. Una, porque es divertido. Otra, porque te concierne”.
No obstante, nunca fue considerado un “autor”. Siempre entendió que tanto el montaje teatral como el hecho cinematográfico era un trabajo colectivo. Pero el trabajo de dirección implica tener capacidad de elección, sobre todo de actores y actrices. Y esa verdad se materializa en que bajo su mando, brillaron todos sus elencos.
Mike Nichols vivió una vida larga y prolífica, tanto en el cine como en el teatro y la televisión. La muerte lo alcanzó un 19 de noviembre de 2014, cuando había alcanzado los 83 años. Algunos dicen que fue maravilloso dirigiendo estrellas. Otros que fue un extraordinario director de actrices en papeles realistas e inolvidables. Quizás no haya sido considerado un autor. Siempre trabajó sobre guiones ajenos. Pero la calidad de su obra está en el interés temático de sus obras, la extraordinaria interpretación de aquellos autores, la excelente elección de sus castings, y la calidad de sus equipos técnicos. Sus raíces teatrales nunca pasaron inadvertidas. Pero la excelencia de su cine lo ha colocado entre los más importantes directores cinematográficos de la segunda mitad del siglo XX. Nichols ha desafiado al público con temas políticos candentes, roles de género, y límites sexuales. En su larga vida ganó dos veces el premio a la Trayectoria de la DGA y el premio Oscar al mejor director por El Graduado en el cine y dos veces el Emmy en TV por Agudeza (2001) y por Angeles en América (2004). Además, El Graduado es considerada una película bisagra cuya irreverencia innovadora aun continua presente.
DE LO MEJOR DE SU FILMOGRAFIA
Quién le teme a Virginia Wolf? (1966)
Es, ante todo, una contundente traslación teatral al medio cinematográfico. La obra resulta cinematográfica por donde se la mire. Es también una clase magistral de actuación al estilo de la vieja escuela. Dura 131 minutos. Solo hay 5 actores en el set, de los cuales tres casi no intervienen. Los dos personajes principales, interpretados por Richard Burton y Elizabeth Taylor, están en pantalla casi todo el tiempo. Casi toda la obra depende de la actuación de estos dos actores. Ambos discuten y pelean durante casi toda la película, y esa larga situación, siempre interesante, nunca se vuelve aburrida. Narra una noche de copas y mucho alcohol en la que George y Martha se destrozan entre sí y a sus invitados. El lenguaje utilizado es franco y brutal, los golpes contundentes de Martha son equivalentes a las contestaciones hirientes de George.
El film cuenta la historia de dos parejas opuestas durante una larga noche llena de reproches. La película comienza después de una fiesta, y termina después de la salida del sol. En estas pocas horas llegamos a conocer a estas cuatro personas. A primera vista son bastante diferentes. Son dos parejas: una está constituida por personas adultas llegando a la madurez después de años de una larga convivencia. Su relación parece marcada por el cansancio, el asco mutuo y la humillación. La otra, es una pareja de recién casados que todavía no han salido de su luna de miel. Su relación tampoco es tan perfecta como parece ser. Nick no se casó con Honey por amor sino por dinero y porque pensó que ella estaba embarazada. El film no cuenta su historia. Simplemente muestra sus actuales relaciones.
Elizabeth Taylor está notable en el rol de Martha. Su actuación de una mujer psicológicamente atormentada le valió el Oscar. Taylor pasa imperceptiblemente del sadismo a la ternura, de la condescendencia del bullying a la vulnerabilidad. Lo suyo es una clase de composición de un personaje. Martha se muestra como un ser monstruoso que en la piel de la Taylor se humaniza, genera simpatía, y deja percibir que puede ser una mujer amorosa más allá de lo que está mostrando. Su actuación canaliza la fuerza y la furia de un huracán. Taylor desarrolla una actuación para el recuerdo, mostrando no solamente que fue una gran actriz, sino que estaba en su mejor momento.
Richard Burton es George, un profesor universitario, anciano y fracasado cuya mansedumbre inicial da paso a la furia. Su combate verbal con Taylor da lugar a una pelea interminable. Cada palabra derrocha maldad y desprecio, buscando siempre herir a su esposa. Su actuación demuestra las carencias de un hombre sin dignidad.
El guión de Edward Lehman sigue fielmente a la obra teatral de Albee. Mantiene la misma estructura y atmósfera claustrofóbica. La dirección de Mike Nichols es tan austera como realista. El director sabe que la riqueza de la obra está en los diálogos y su atención se centra en el decir de los personajes. El trabajo de George Segal como un estudiante apocado también es excelente. El turbulento giro de Sandy Dennis como la tímida esposa Honey es ponderable.
La película no es un film pasatista y mucho menos un vehículo para el lucimiento actoral de dos grandes actores. El público queda tan agotado como los personajes al final del film. Pero este film es la antítesis del matrimonio feliz que durante décadas había construido la comedia americana como un símbolo de la felicidad. Señala un corte de índole social donde la felicidad de occidente ya no puede ser simplemente satisfecha con cierto nivel de opulencia económica. Prácticamente, rompe el modelo de la comedia romántica para dar lugar al drama existencialista.
Mike Nichols reunió un reparto excepcional para su película. Presentar a Elizabeth Taylor y Richard Burton como Martha y George fue un golpe genial. No solo son eran grandes actores sino que su relación como pareja real incitaba la imaginación del espectador en el sentido que el público sentía que se estaban interpretando a sí mismos. Ello incitaba el voyerismo del espectador que pagaba una entrada para meterse en una intimidad que pensaba respondía a la propia realidad. Obviamente, el film se constituyó en un gran éxito y dio mucho crédito al trabajo de Nichols.
Pero “Quién teme a Virginia Woolf” es una acusación contra el matrimonio, especialmente después de que el amor ha muerto. Está lejos de ser la historia de una pareja. Es simplemente, la historia de un momento, de una noche plena de alcohol que libera una violencia particularmente verbal que saca a la luz toda una vida en común de frustraciones y hastíos.
El Graduado (1967)
Es la segunda película de Mike Nichos y además es un film absolutamente consagratorio del director. El nuevo cine americano acababa de nacer y ya contaba con un director estrella. Marca un momento refundacional de ese cine.
Benjamin está algo preocupado acerca de su futuro. Acaba de graduarse en la universidad, y sus padres esperan todo para él. En su fiesta de "regreso a casa", la Sra. Robinson, la esposa del socio comercial de su padre, le pide a Ben que la lleve a su casa. El paseo terminará en una aventura amorosa entre ambos. La relación será pasajera, pero Ben termina enamorándose de Elaine, la hija de la Sra. Robinson. La inexperiencia de Ben lo hace pensar que su alejamiento de la señora implicaba una ruptura. Estaba en un error.
Nichols refleja en El Graduado, a través de un formato de típica comedia americana, la vulnerabilidad de una nueva época, aquella signada por el lema de paz, amor y rock and roll donde la bandera parecía ser la liberación sexual. Ben Braddock no es un héroe que se supone reivindica la rebelión de la generación de los 60. Tampoco es alguien que parece sostener las ideas del sueño americano, que si son los ideales de sus padres. No obstante es un arquetipo de la confusión reinante.
Ben representa el estado inestable de un graduado universitario atrapado entre la juventud y la edad adulta. Se siente alejado de ambas generaciones. Ha terminado sus estudios como si les hubiera hecho un favor a sus padres. No le interesa la música a todo volumen, ni le interesan los plásticos ni los placeres materialistas de sus padres. No le interesa nada en particular. Simplemente disfruta de un momento. Puede ser que esté algo preocupado por su futuro.
En la habitación del hotel, la conversación entre la señora Robinson y Ben está marcada por la distancia. Las respuestas de ella a las preguntas de él son evasivas. Ben no ve su cara, pero nosotros sí. Allí podemos ver con más claridad que Ben, lo que la Sra. Robinson revela sobre sí misma. Se ha casado con el Sr. Robinson sólo porque tuvieron relaciones en el Ford del Sr. Robinson y allí quedó embarazada. Ella quedó sin opciones. Se casaron y comenzó a interpretar el papel de esposa, madre y asistente de su marido.
Ben intuye rápidamente que su relación con Sra. Robinson carece de futuro. No obstante, conoce a su hija Elaine, se enamora y decide casarse con ella. Su salida de la iglesia en busca de un autobús que pretende una huida hacia una libertad desconocida no solo es el final de la película sino también una escena antológica.
Los novios suben al autobús sin dinero, sin perspectivas y sin un futuro seguro. Nichols usa Los Sonidos del Silencio de Simon & Garfunkel, y reemplaza el sonido ambiental de la película. La canción, describe la confusión interna que enfrentan los personajes. Ben no ha encontrado lo que quiere y está tan confundido como siempre. Pero no solo él, también los padres parecen idos de la realidad, al igual que sus amigos los Robinson.
La brillante dirección de Nichols refuerza la compleja exploración de la confusión y la incertidumbre. Un momento de claro cambio. La sucesión de escenas después de que se acuesta por primera vez con la Sra. Robinson es increíble, al igual que el uso de la piscina para mostrar el aislamiento del protagonista. El amor, el sexo, la inseguridad, las relaciones familiares, la timidez, el engaño son tratados con gran humor y diálogos ingeniosos. La variedad de recursos que muestra el director implica una notable creatividad para contar historias (como planos de cámara en primera persona, cuadros largos, cuadros a distancia).
Las actuaciones de Hoffman y Bancroft son simplemente extraordinarias. Hoffman se transforma rápidamente en estrella, Anne Bancroft y Catherine Ross son nominadas como mejores actrices y Mike Nichols resultará ganador del Oscar al Mejor Director. La música resulta esplendida para el subrayado y la ambientación. De hecho, los temas de Los Sonidos del Silencio como la Feria de Scarborough y Sra. Robinson contribuyen a la acción espléndidamente como si fueran secuencias de un video-clip sostenidas por la poesía y la triste ironía de Simon y Garfunkel.
El cine estadounidense fue convencional y apegado a los géneros hasta los años 60. El realismo estaba fuera de ese cine. No era un cine de temas sino de géneros. "El Graduado" es una film bisagra entre el viejo cine y el nuevo. Se transforma en un puente generacional cinematográfico.
Silkwood (1983)
El realismo social estuvo fuera del cine de Hollywood durante muchas décadas. A mediados de los 60, comienza a producirse un cambio. Quince años después, Mike Nichols realiza una de las películas americanas más comprometidas con la realidad. Se trata de Silkwood, apellido de Karen, una mujer simple, de bajo nivel social, que se desempeñó como operaria en una planta de preparación de barras de combustible nuclear en Oklahoma, Estados Unidos.
Basada en hechos reales transcurridos a mediados de los `70, Silkwood se volvió conocida como una activista que denunció graves irregularidades en la seguridad de la planta de la empresa para la que trabajaba. Fue alguien que luchó para mejorar las condiciones de trabajo. Murió a los 28 años en un sospechoso accidente de tráfico.
Karen era una trabajadora sin tendencias políticas ni participación sindical. No obstante ello, en su habitación cuelga la bandera confederada que la exime de toda posición política de izquierda o anticapitalista. Sus problemas comenzaron cuando tomó conciencia que la administración de la planta tenía una actitud negligente exponiendo a sus empleados a riesgos de contaminación radiactiva, y eso la llevó a involucrarse y convertirse en una activista sindical para mejorar los estándares de seguridad laboral. Sospechosamente muere en un accidente automovilístico cuando iba a encontrarse con un periodista. Se sospecha que el accidente en el que muere Karen puede haber sido un atentado, pero no se encontraron indicios al respecto.
Se trata de un film serio e importante que no arriesga conclusiones simplistas. Bajo la forma de un thriller, ofrece un excelente retrato de la vida de Karen y transmite la sensación de claustrofobia y paranoia que generó su denuncia. Al contraer un cáncer pulmonar por americio, queda sin trabajo y su mundo familiar se derrumba, incluyendo sus amigos, su casa contaminada con una situación económica por demás de apretada. El film es realista, no cae en sentimentalismos ni en escenas que pone en evidencia la falta de seguridad de la trabajadora.
Mike Nichols retrata a una Silkwood bajo la máscara de una Meryl Streep diferente: ingenua, sensual, ignorante, solidaria. Ella es una madre soltera con tres hijos casi adolescentes, con una falta total del apoyo paterno. Su puesta en escena es austera y sombría, desde la casa misma en la que vive, pasando por el amoblamiento, la ropa que usa, hasta el viejo auto que usa para ir a trabajar. El ámbito laboral lo describe como poco acogedor, donde el hábito relaja las normas y los trabajadores descuidan el peligro a la propia contaminación. Todo esto es subrayado con una fotografía realista del checo Miroslav Ondricek, quien capta este ambiente sórdido sin brillo, de tonos fríos y apagados.
La primera mitad de la película se concentra tanto en la enredada vida personal de Karen como en el tema principal de la seguridad nuclear. Sin embargo, la película se vuelve más apasionante en la segunda mitad, empujada por una excelente actuación de Meryl Streep que, con acento del medioeste en el papel principal, interpreta una serie de grandes escenas que la convirtieron, probablemente, en la mejor actriz de cine de los años ochenta.
Completan el elenco principal Cher, que demostró su capacidad actoral como la compañera de trabajo lesbiana de Streep, y Kurt Russell, que también destaca con una muy buena composición como su novio.
La película despierta muchos de nuestros miedos: impotencia, soledad, rechazo, vulnerabilidad y por último y más importante, el descontrol de la energía nuclear. El film logra provocar una toma de conciencia. Se inscribe en la corriente del cine crítico norteamericano que floreció en los años 70, narrando una historia conmovedora que evita la grandilocuencia y gana las simpatías del espectador hacia una mujer y una causa. La planta de Oklahoma cerró un año después de su trágica muerte.
"Silkwood" fue el regreso triunfal de Mike Nichols después de ocho años. Resulta una película inusual en su filmografía. Lejos del drama amoroso o la comedia donde lució sus mejores artes, aquí el director no solo denuncia sino también describe con minuciosidad el mundo de la protagonista, una realidad muy alejada de lo que el cine americano está acostumbrado a mostrar. En “Silkwood” aparece el temor americano a la pobreza. Pero no solo eso, sino también el manejo descuidado del material nuclear.