ROBERT ALTMAN (1925 – 2006)
"Me acerco a una película como a una pintura o una pieza de música. Es una impresión, de un carácter o una atmósfera. Un intento de captar a los espectadores emocionalmente, no intelectualmente". Robert Altman.
Robert Altman es uno de los directores estadounidense más originales de la segunda mitad del siglo XX. Su carrera no está exenta de altibajos. A lo largo de su filmografía, dejó patente su espíritu libre y su deseo de permanecer al margen de la meca Hollywood. Además, incursionó en todos los géneros y tipo de argumentos, y reunió en sus repartos un amplio plantel de actores durante tres décadas.
El humor siempre fue la forma más cómoda y el arma con el que el cineasta se ha expresado. Su estilo irreverente, casi subversivo, lo ha mantenido alejado de los convencionalismos, lo cual le ha permitido abordar con cierta facilidad temas centrales de la realidad americana tales como la guerra de Vietnam y la política.
Una de sus características es el movimiento continuo de las cámaras y un cine de tipo coral. Con el paso del tiempo, Altman fue depurando su forma de rodar, con tomas muy largas y con varias cámaras, un método que daba muchísima libertad a los actores.
Nunca se especializó en ningún género o modo dramatúrgico en particular, siendo tan hábil para la comedia como el drama o los retratos sociales. No obstante, fue el gran maestro de los repartos corales, de las historias entrecruzadas y los diálogos típicos de la influencia clásica de directores como Howard Hawks. Los repartos corales solo eran una excusa para enseñar y dar libertad a lo que de verdad le importaba y admiraba en una película: el lucimiento de los actores.
Sus películas no solo eran reconocibles por su forma sino también por su contenido. Su cine indaga en la moralidad de nuestra época, sus principios y tabúes, especialmente la sexualidad en sus diferentes tipos y la decadencia de un sistema de clases en los finales de la era industrial. Y lo hace con total desparpajo. Es la obra de un verdadero iconoclasta.
Sus argumentos tienen siempre una gran carga crítica, y muchas veces no siguen una linealidad narrativa, por eso, frecuentemente tuvo problemas con la industria y nunca dejó de ser un outsider en Hollywood. Le gustaba decir que Hollywood fabricaba zapatos y lo que él hacía eran guantes. Su cine es difícil de encasillar.
A Altman lo diferencia el enfoque del estilo narrativo. Cuando se enfrenta al género, ignora sus convenciones. Su estilo, abierto y aguerrido, es resultado de muchos conflictos que tuvo que afrontar para poder hacer libremente sus películas. A pesar de que nunca formó parte del cine arte o experimental, nunca dirigió una película que se viera remotamente convencional. Tan pronto como surgió MASH (1970), se hizo evidente que él era un director distinto en el cine estadounidense: un verdadero forastero. En 1970, con su humor negro y su mensaje antibelicista, MASH ganó la Palma de Oro del festival de Cannes y consiguió cuatro nominaciones al Oscar, llevándose el premio al mejor guión.
Altman fue nominado cinco veces como mejor director en los Oscars por sus trabajos en “M.A.S.H.”, “Nashville”, “El juego de Hollywood”, “Vidas cruzadas” y “Gosford Park”. No ganó nunca. No obstante, en 2006 recibió un Oscar Honorifico de la Academia.
SUS PELICULAS MÁS SIGNIFICATIVAS
1970 - M.A.S.H.
1977 - Tres Mujeres
1992 - The Player
1993 - Vidas Cruzadas
2001 - Gosford Park
M.A.S.H. (1970)
- Trampero John: ¿Qué pasa con ella?
- Hawkeye Pierce: No sé, creo que está en su día femenino.
En 1969, 20th Century Fox anunció que finalmente el cineasta Robert Altman sería el encargado de dirigir una adaptación cinematográfica a la famosa novela M.A.S.H. El proyecto de film, demorado por bastante tiempo, comenzaba a tomar forma donde el conocimiento militar y las vivencias del cineasta podían jugar a favor del mismo.
Se trata de una comedia satírica cargada de un humor por momentos absurdo y totalmente desprejuiciado, lleno de ironía. La película describe el estado de completa locura en que se desarrolla la guerra. Es una historia de insensatez manejada con una mirada absolutamente desprejuiciada que rompe con la mayoría de las convenciones de una película supuestamente de “guerra”.
Enviados en un jeep robado del ejército llegan los médicos Hawkeye Pierce (Donald Stherland) y Duke Forrest (Tom Skerrit), dos cirujanos militares que forman parte de una unidad móvil del ejército americano en operaciones durante la guerra de Corea. Vienen a colaborar con la labor hospitalaria del Dr. Trapper John McIntyre (Elliot Gould). En un ambiente pesadillezco, el equipo de doctores, junto a sus enfermeras, comienzan a sobrevivir la desolación de la guerra “entre bromas e ironías”.
Allí comienza una práctica de trabajo que ignora la autoridad y trata de encontrar la mayor diversión posible en medio de la guerra. Paradójicamente, algunos de los momentos más divertidos, pero también más inquietantes, ocurren cuando los médicos operan a los soldados heridos, donde con efectos de sonido y discusiones triviales, la sala de operaciones se transforma en un Grand-Guignol.
Como la mayoría de las películas de Altman, es episódica. Tanto el guión, como los demás rubros (dirección, el casting, la música y la actuación) son extraordinarios. Esta visión satírica de la Guerra de Corea, donde la ética militar se contrapone irónicamente con las reglas escritas, no presenta acciones de tipo bélico. El punto de vista está centralizado en el hospital de campaña y la guerra se percibe sólo por sus resultados: los soldados heridos y los muertos en acción. No hay intervención de los médicos en el frente de batalla. Las escapadas de Elliot Gould, y Donald Sutherland básicamente se concentran en la búsqueda de los heridos y los cadáveres de los soldados que han muerto.
La cinta, protagonizada por Donald Sutherland y Elliot Gould fue nominada a cinco premios Oscar, seis Globos de Oro y 5 premios BAFTA. Además ganó el Gran Premio del Festival de Cine de Cannes. En 1972, la película fue llevada a la televisión en una exitosa serie que duró once años al aire. Altman había creado un clásico, ahora era cuestión de demostrar que podía sostener una carrera en el cine.
TRES MUJERES (1977)
Millie Lammoreaux: ¿Por qué no me dijiste que te llamabas Mildred?
Pinky Rose: Porque lo odio.
Es el angustiante retrato de la soledad de tres mujeres, pero es también una cruda reflexión sobre la dificultad de comunicarse que tienen los seres humanos.
El film admite varias lecturas posibilitadas por su misma estructura. En primer lugar se impone lo psicológico, a través de una trama rica en detalles y apuntes anecdóticos sobre la vida de las protagonistas, la que se va complicando paulatinamente a medida que las distintas personalidades evolucionan en una serie de mutaciones y transformaciones que darán lugar a afloramientos de diversos sentimientos.
En segundo lugar priva el análisis social, motivado en el marco en que Millie, Pinky y Willie desarrollan sus oscuras existencias, abundantes en confort y comodidades pero privadas de todo calor humano.
Altman arma el rompecabezas con claridad expositiva poco común. Parte de ello se basa en diversos elementos que confieren a la obra una gran expresividad. Los personajes se mueven siempre en auto en medio de un áspero y desolado paisaje californiano, donde privan las casas confortables, y una vida lujosa. Sin embargo, deja bien sentado que todas esas comodidades no nacen de una posición social sino del alto nivel de vida proporcionado por una sociedad altamente industrializada.
Todo ello deriva en una serie de contradicciones sociales en las que el pesimismo total de Altman queda expresado en las patéticas escenas iniciales de la clínica geriátrica donde trabajan las protagonistas, las que parecen indicar que semejante nivel de evolución no sirve para nada ante la pequeñez y la fragilidad humana, ante ese destino de soledad, e incomunicación que reserva la vejez.
Es un film denso, cargado de símbolos y escenas sugestivas. En este laberinto donde todo tiende a marcar la falta de sentido de la existencia, Altman transita cinematográficamente el camino del suspenso y del misterio haciendo suyo un estilo que varía del realismo inicial de la escena de la clínica, al surrealismo final de la cabaña en medio del desierto donde las mutaciones y los cambios de roles parecen haber arribado a un estado de ayuda mutua y autosatisfacción por parte de las desoladas mujeres.
La actuación de las actrices es homogénea y francamente prodigiosa. Shilley Duvall (Millie) expresa todo su vanidoso y frívolo mundo con una estupenda gama de matices y asiste aislada, como ausente a la vida de Pinky, una no menos estupenda Sissy Spacek que dota a su personaje de toda la rareza y misterio necesario como para transformarlo en el eje principal de la acción. Finalmente, Janice Rule en el papel de Willie muestra el patetismo y la angustia creadora del artista que lucha con sus fantasmas interiores.
Chuck Rosher realizó una labor fotográfica de primera línea, destacándose en los lavados matices de los paisajes, los apastelados tonos de los sueños y la sobriedad de los interiores, como así también en el excelente manejo de las cámaras, ya típico en el cine de Altman. Gerald Busby compuso una música adecuada que acierta y contribuye al clima, a la atmosfera imperante en todo el film. Altman esta vez no echa mano a la utilización de los planos sonoros sino que emplea mucho dialogo en off de bajo volumen.
Obra difícil del realizador norteamericano. Lo que acabamos de analizar tal vez sea tan solo un breve esquema de las muchas interpretaciones que podrán ser realizadas sobre este interesante film.
THE PLAYER (1992)
Griffin Mill: Estaba pensando qué interesante sería eliminar al escritor del proceso artístico. Si pudiéramos deshacernos de los actores y directores, tal vez podríamos hacer algo aquí.
Griffin Mill (Tim Robbins) es un ejecutivo de Hollywood que es amenazado por un escritor cuyo guión ha sido rechazado. Aquí hay un relato en paralelo. Una trama principal y una subtrama que pinta el mundo de Hollywood con la acidez que caracteriza a Altman.
La película comienza con una especie de homenaje a "Rope (1948)", la genial película de Alfred Hitchcock. La toma inicial dura unos 8 minutos tal como duraban los rollos de filmación que utilizaba el maestro en aquella época, donde la cámara se mueve libremente por un estudio y se encuentra con muchas personas en medio de sus rutinas.
The Player es una película de Altman por excelencia. Un film tan irritante como brillante. Un Altman en estado puro. Se mete en el corazón de Hollywood, la meca del cine y de los sueños pero sobretodo, una fábrica de películas. The Player desnuda la controversia entre el negocio y la integridad artística. Lo hace con un humor sutilmente delicado, un verdadero guiño para el espectador. No obstante, nos deja ver cómo son tratados los escritores, y, en consecuencia, no nos extrañará que algún escritor quiera asesinar al productor.
La trama, nunca te deja ver con claridad que es verdad y que es mentira en un juego cinematográfico muy inteligente. Por momentos, el film es un melodrama, en otros, una comedia disparatada. De repente, todos hablan entre todos, una serie de diálogos superpuestos que es marca registrada del director, enfatizando la Babel que representa el mundo hollywoodense.
Describe un mundo del revés, donde nunca hay posiciones definitivas. Nadie duda en prostituir su arte si la película entra en riesgo de cancelarse. Todo se maneja a conveniencia. Describe un mundo donde reina lo posible. Todo es gobernado por el dinero y todo es negociable, tanto las estrellas como los finales. Para Altman, los tipos con una moral única no duran en Hollywood.
Esta película trata sobre las entrañas de Hollywood. Es una película dentro de otra película. Abarca todos los géneros: suspenso, drama, comedia, y acepta cameos, y chistes típicamente hollywoodenses. Merece destacarse el comienzo, donde los actores están recordando la mejor toma larga de apertura de todos los tiempos, mientras Altman hábilmente lo hace simultáneamente. Destaca la actuación de Tim Robbins, como el ejecutivo de estudio Griffin Mill. Película visceral del maestro.
VIDAS CRUZADAS (SHORT CUTS) (1993)
Griffin Mill: Entonces, ¿Cuál es la historia en 25 palabras?
Walter Stuckel: ¿Veinticinco palabras o menos? OK. El productor llama al escritor. La novia del escritor dice que está en el cine. El productor va al cine, conoce al escritor, bebe con el escritor. El escritor se coquea y muere. El productor de la película no sabe qué hacer. ¿Qué piensas?
Griffin Mill: Son más de 25 palabras y es una mierda.
Short Cuts es la una versión libre de los cuentos de Raymond Carter (que había fallecido 5 años atrás en 1988), adaptado por Frank Barhydt, y el mismo director. Altman ha combinado y cruzado libremente las historia de Carver, moviendo y mezclando los personajes a su conveniencia, volviéndolos cinematográficos sin perder la esencia de su autor.
El film comienza cuando unos helicópteros rocían la ciudad de Los Angeles contra una pandemia producida por la Mosca de la Fruta, donde un grupo de personas cruzarán sus vidas con diferentes propósitos durante un fin de semana. La desinfección parece un hecho casual pero sitúa al espectador en una época, mediados de los ochenta, que no casualmente coincide con la fecha del libro póstumo de Carver.
Altman concentra su relato en 6 parejas, algunas con hijos, otras no, generando un collage generacional que intenta reflejar un estilo de vida decadente de una sociedad que ha llegado al tope de sus posibilidades materiales. A pesar de ello, el nivel de satisfacción de los personajes, tanto a nivel personal, como familiar o sexual, es muy bajo.
El director cuenta estas mini historias de frustración marginal con respeto pero a su vez, las suaviza en forma risueña, compartiendo los sufrimientos de sus personajes, incluso su estupidez, sus pocas convicciones, frustraciones, temores, y soledades. Incluso su incapacidad de encuentro.
El cine de Robert Altman siempre ha sido muy agudo, muy crítico de la realidad. Cuando triunfó en Cannes con M.A.S.H. su mirada corrosiva de la guerra no dejaba lugar a dudas. Sus películas siguientes no tuvieron la misma contundencia, pero sí lograron retratar una época a través de su visión crítica de la realidad.
En Short Cuts, vuelve a lograr ese ese nivel de observación desenfrenado que provoca su sátira. Sus personajes están perdidos en la gran ciudad, les cuesta mantener una relación familiar, su nivel de insatisfacción personal es enorme, se manejan con irresponsabilidad, venden sexo pero son incapaces de gozarlo, muestran una indiferencia total hacia la muerte, carecen de solidaridad, y el alcohol parece estar siempre presente.
Los personajes cobran vida a través de una serie de tomas cortas donde no hay una idea central, dando lugar a un film de apariencia documental donde los personajes son retratados en función de lo que hacen más que lo que dicen, se entrecruzan a lo largo de la película, pocas veces llegan a conocerse, ponen poca atención a los demás, dejando filtrar en cada uno de ellos sus enormes soledades y sentimientos de fracaso.
Filmada como una comedia de sketches, cortada y entrelazada, esas vidas van cobrando un sin sentido de sus existencias a medida que se van cruzando en un relato coral extraordinariamente armado y mejor montado haciendo uno de los mejores films del director. La unión de Carver con Altman no pudo resultar mejor.
GOSFORD PARK (2001)
Mary Maceachran: ¿Cómo es Lord Stockbridge?
Robert Parks: Él piensa que es Dios Todopoderoso.
Gosford Park tiene violencia, misterio, sexo y asesinato. Robert Altman, toma la fórmula de Hollywood y le da su toque único y personal. El film es un análisis del sistema de clases inglés bajo las formas de una obra de Agatha Christie. Las preferencias de Altman por la observación social funcionan bien y la excusa de una fiesta en una mansión señorial de los años 30 da al director la oportunidad para observar a la aristocracia inglesa y sus sirvientes en su interacción social.
Altman disecciona ligeramente las complejidades y jerarquías tanto hacia arriba como hacia abajo, dejando al descubierto rituales que se llevan a cabo entre grupos de personas que no se gustan, pero que se ven obligadas a tolerarse, ya sea por necesidad o por observancia de las prácticas sociales habituales.
El film transcurre en 1932, entre dos guerras mundiales. Ello significa cambios en las clases dominantes inglesas. Para los nobles, su supervivencia estará atada al nuevo dinero del siglo XX, representado por Hollywood y la cultura popular.
La fórmula habitual de Altman da lugar a tramas secundarias que se entrelazan sutilmente, hasta que todo cobra sentido. En Gosford Park, Altman solo hace dos cambios a esta fórmula: las estrellas de Hollywood son reemplazadas por los mejores talentos británicos y un misterioso asesinato suplanta sus tramas complicadas. Estamos ante un film de suspenso.
Uno de los mejores aspectos de la película es cómo ilustra la línea fina que divide las estructuras sociales de maestro-servidor, y con qué frecuencia se cruza esa línea, recordándonos que la vida es solo un juego de disfraces y máscaras, y todos somos iguales. Altman va más allá del misterio al usar el asesinato como un vehículo para llamar la atención sobre la condición humana y la jerarquía de clases.
A lo largo de la película, muestra visualmente al público el contraste entre las clases sociales a través de sus diversas tomas, técnicas de iluminación y filtros de cámara. Sus fluidos movimientos de cámara retratan visualmente el presagio y la relación entre los personajes. Estos elementos le dan al público una comprensión completa del estado de ánimo y la atmósfera en la película.
Los colores apagados y el entorno otoñal dan con el tema de un mundo en cambio y decadencia terminal de un grupo de personas muy conscientes del lugar y la tradición, pero también cansados y agotados. Al final, cuando los cambios se han producido, muchos de los personajes se enfrentaran a nuevos destinos. Allí veremos un poco de sol, anunciando el amanecer de una nueva era.
La película, con las grandes actuaciones Kelly McDonald, Emily Watson, Maggie Smith, Clive Owen, Kristin Scott Thomas, Helen Mirren, Tom Hollander, Stephen Fry y varias estrellas más del cine inglés, fue galardonada por la crítica y los espectadores de todo el mundo. Recibió 7 nominaciones al Oscar, 5 a los Globos de Oro y 9 a los BAFTA.