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ETTORE SCOLA  (1931 – 2016)

- "El cine tiene una tarea que también es un deber: contar la realidad para que el público la entienda mejor."

Nacido en Trevico, al sudeste de Roma, Italia, ha realizado una obra notable desde sus inicios, manteniendo siempre un gran equilibrio entre el efecto humorístico, típicamente italiano, su dramaturgia y la atención sociológica. Su obra soporta el paso del tiempo cimentado sobre dos ejes. Sus historias realistas, y las comedias. Signadas las primeras por la ternura y la crítica social al estilo neorrealista, y las segundas, con inocultables influencias del surrealismo felliniano.

Su filmografía está compuesta por 26 largometrajes de ficción, un largo documental (Vorrei Che Volo, 1982, codirigido por su montajista de toda la vida Raimondo Crociani), varios filmes militantes para el partido comunista y movimientos cívicos, y episodios en filmes colectivos. Scola fue también coautor de algunos de los mejores guiones del cine italiano de la década del 60.

Cinéfilo de alma, sentía pasión por el cine de De Sica y de Fellini. Comenzó a dirigir comedias caracterizadas por la descripción psicológica de sus personajes y el compromiso político. Sus películas tienen un trasfondo de crítica social no exenta de cierto humor negro. Más tarde, a mediados de los ´80, también tocó de cerca el desencanto provocado por el nuevo modelo pos industrial desarrollado a partir de los ´60.

Su cine fue amplio y variado. Evitó y nunca quiso encasillarse en la famosa comedia a la italiana. No obstante, filmó comedias, incluso pasatistas tanto como películas comprometidas con el momento que vivía, tales como Feos, Sucios y Malos, donde describe la avaricia y la falta de solidaridad, o Mario, María y Mario en el que trata la crisis militante del Partido Comunista Italiano.

Le encantaban los contrastes. Admitía que cada uno tenía su forma de vivir la vida. En Macarroni, con Lemmon y Mastroianni, describe la amistad de dos hombres que se conocieron durante la segunda guerra. El americano conservaba una fotografía vieja y arrugada. El italiano, en cambio, un anecdotario de esa amistad. De La Familia, se recuerdan las largas discusiones en la mesa, y los largos silencios del pasillo vacío. De Un Día Particular son recordables tanto las medias rotas de ella como los silencios de él. El cine de Scola habla al oído, es el susurro amable de la confidencia.

El cine de Scola habla de la tragedia con la palabra de humor y la ternura. Retrata lo cotidiano mostrando lo extraordinario de la gente común. Scola escribió una vez “La duda de los artistas es la riqueza del mundo”. Sus películas hablan al oído, son confidencias. Eligen la sugerencia y aceptan la duda.

Scola ha contado con una perspicacia y sensibilidad extraordinaria, los acontecimientos, personajes y periodos de la historia contemporánea, mostrando la evolución de una Italia que salía del fascismo y quería olvidar la guerra. Historias que transmitía con un lenguaje accesible logrando retratar el ser italiano, incluyendo intelectuales de izquierdas, comerciantes, homosexuales, amas de casa, o militantes comunistas que sufrían por su propia identidad.

La lectura y la cultura fueron su fuente de inspiración. Para el director, primero estaban los libros: estos le dan la oportunidad de entender el mundo que lo rodeaba. Después venía el cine. Un cine militante, que hablaba con y sobre la calle. Amó Italia, y fue su más fiel retratista, pero su país natal no le correspondió en las últimas décadas. “Para hacer una película debes amar el lugar donde transcurre, y yo, ya no siento amor por Italia. No la odio, pero me llena de tristeza”.

Siempre tuvo mucho respeto por sus mayores: en el documental Qué extraño llamarse Federico (2013), su último film, Scola repasa la figura de Federico Fellini, a quien consideraba su hermano mayor. Trabajaron juntos a finales de los años cuarenta en la publicación satírica Marc’Aurelio, y las ilustraciones de Scola, parecían en las antípodas de aquel barroquismo que impulsaba a Fellini. Sin embargo allí había dos almas gemelas, ambas amantes de Italia, unidas en su repulsa a cualquier acción que significara actividad física, como el fútbol o nadar. Ambos siempre fueron dos intelectuales amigos.

Como guionista trabajó para los más grandes directores del neorrealismo. Como director, dirigió a los más grandes actores del cine italiano e incluso del cine francés. Fue el gran retratista del cine italiano.

Con él se nos va un cine militante que hablaba con y sobre el hombre de la calle. Por otro lado, al cine italiano se le han acabado los clásicos. Y a la gente común que ama al cine, un exponente brillante de una generación de cineastas que colocaron al cine italiano en la sima durante la segunda mitad del siglo XX.

FILMOGRAFIA

1964 Hablando de Mujeres

1965 El Millón de Dólares (La Congiuntura)

1966 El Diablo Enamorado

1968 Míster Sabatini… África… Allá Vamos

1968 El Comisario Pepe

1970 Celos Estilo Italiano (Dramma della gelosia - tutti i particolari in cronaca)

1971 Me Permite, Rocco Papaleo

1972 La Più Bella Serata Della Mia Vita

1973 Trevico-Torino - Viaggio nel Fiat-Nam

1974 Nos Habíamos Amado Tanto

1976 Feos, Sucios y Malos

1977 Una Jornada Particular

1980 La Terraza

1981 Entre el Amor y la Muerte (Passione d'amore)

1982 La Noche de Varennes

1983 El Baile

1985 Maccheroni

1987 La Familia

1989 Splendor

1989 Qué Hora Es?

1993 Mario, María e Mario

1995 Romance de un Joven Pobre

1998 La Cena

2001 Competencia Desleal

2003 Gente de Roma

2013 Qué Extraño Llamarse Federico

SUS OBRAS MÁS DESTACADAS

NOS HABÍAMOS AMADO TANTO (1974)

Ettore Scola, bajo la forma de una comedia dramática narra la historia de una amistad entre tres hombres y una mujer, a la que han amado durante los años de la ocupación nazi en Italia, estableciendo una relación que dura toda la vida aunque cada uno de ellos toma un camino diferente. Stefanía Sandrelli es Luciana, una aspirante a actriz cuya carrera alcanza su punto máximo cuando es elegida como extra en una película de Fellini. Los tres amigos son: Antonio (Nino Manfredi), un enfermero cuya carrera se detuvo debido a sus opiniones políticas, el abogado Gianni (Vittorio Gassman), un profesional impecable que termina corrompido por un poderoso industrial; y Nicola (Stefano Satta Flores), un aficionado al cine que luego se convierte en crítico de cine.

Todos han estado enamorados de aquella misma mujer. Algunas escenas son pura poesía acentuada por el cambio repentino del uso de la fotografía, de blanco y negro a color, el subrayado musical, una sensación de nostalgia que impregna toda la película.

Es un film sobre la nostalgia, la importancia de mantener la memoria viva, dado que el paso del tiempo lo cambia todo, haciendo que las cosas y los eventos que han moldeado nuestras vidas, pasiones, amores, amistades, gustos, se diluyan en el olvido. Esta película trata sobre cómo los individuos y la sociedad cambian con los años, mientras que la amistad, ​​sigue siendo un valor duradero.

Cuando la nostalgia logra encontrarse con el humor sutil, la indiferencia y la necesidad de expresar ideas, es donde la película pega fuerte. La emoción siempre está ahí, pero la sonrisa nunca está lejos. El cine italiano maneja la tragicomedia con maestría. Tiene la virtud que las cosas tristes parezcan divertidas. Entonces lo gracioso se vuelve melancólico. Esta película apela a una amplia gama de emociones. Esta historia sobre el amor, la amistad, la participación política y su evolución a través de los años bordea el drama pero nunca cae en él porque Scola tiene la pericia suficiente para transitar la tragicomedia y hacerla surgir como una especialidad del cine italiano.

Los cinéfilos apreciaran el explícito homenaje que Scola hace a sus amigos De Sica y Fellini, incluyendo imágenes de Ladrones de Bicicletas en las que el director explica su película, y también incluye otra escena donde se recrea la filmación de la escena de la Fontana de Trevi de La Dolce Vita, con los propios Marcello Mastroianni y Federico Fellini.

El adicto al cine interpreta al aficionado que hay en cada uno de nosotros. En un momento recrea la secuencia de escaleras de Odessa de "El Acorazado Potemkin" solo para divertir a una niña. Y de eso se trata esta película: el poder de las películas y su importancia en la vida.

La mirada nostálgica de Scola por el pasado es real, revela la esencia de quiénes somos. El tiempo va y viene, nuestras necesidades cambian, nuestro concepto de vida y felicidad va de la misma manera, podemos estar de acuerdo o no, en política y películas, pero si hay amistad, ella debe prevalecer sobre todo.

Al final, nos queda un sentimiento de tristeza, cierto cinismo, pero una verdadera explicación de cómo la amistad y las relaciones familiares se desvanecen. La vida es más cruel que lo que parece. Y será más cruel con los que se involucran, con aquellos que desean producir un cambio. No obstante, los cambios se producen igual. Pero no se producen de forma violenta sino que operan paulatinamente. La vida nos pasa por arriba, sin que nos demos cuenta. Y cuando nos damos cuenta, ya es tarde.

Nos habíamos Amado Tanto es una obra maestra. Merece ser vista.

FEOS, SUCIOS Y MALOS (1976)

Un retrato despiadado de la raza humana. Scola describe la vida de las personas pobres y marginales sin compasión, mostrando todas sus miserias. Todo en esta película muestra el estado de indefensión y la total marginalidad en que viven aquellos que están fuera de la sociedad de mercado. Una de las escenas más expresivas es una toma panorámica de la villa, mostrando la miseria de la pobreza en primer plano, mientras en el fondo puede observarse una vista de la Catedral de San Pedro. No obstante ello, la película es absolutamente graciosa e hiperrealista.

Aunque lo parezca, esta nueva obra de Scola no es una comedia. Para ser más preciso, el director italiano regresa al género que más siente: la tragicomedia. Algunas escenas son divertidas, pero eso no es su propuesta. La diversión obra como un relajamiento que le permite dar su punto de vista de un problema social candente más allá que logre un fresco hiperrealista y doloroso sobre la ignorancia, la pobreza, y sus consecuencias. Estas personas no pueden permitirse el lujo de ser buenas, honestas o tener sentimientos familiares. La choza es lo único que realmente mantiene unida a la familia. El otro factor de unión familiar es la idea compartida de tomar el dinero de Jacinto. Paradójicamente, algo material.

Esa joven que vemos a lo largo de toda la película, es quizás la única criatura inocente y pura entre todos estos personajes abominables, siendo la única que se ocupa de todos los niños en la villa, ayudando en las tareas domésticas, etc. Ahora parece estar embarazada de varios meses, haciendo las mismas cosas que siempre hacía, levantándose temprano a la mañana, consiguiendo agua para la familia de un grifo público. Antes de llegar al grifo, hace un pequeño ritual, salta sobre una pared y camina por su borde. Tiene algo positivo, algo parecido a un sueño, un deseo. Sueña con ser una equilibrista aunque pronto será madre, todavía es una niña. Los contrastes sociales que muestra Scola se vuelven poesía en sus imágenes.

La película es una crítica fuerte y poderosa sobre la sociedad moderna. La mirada irónica que Scola tiene sobre los fundamentos de la civilización europea no son otras que del devenir del propio capitalismo. Es también una mirada preocupante. La capacidad de sobrevivir en condiciones de extrema pobreza, hambruna, falta de condiciones higiénicas, contrasta contra los valores de una sociedad industrial y religiosa que enaltece valores tales como la pureza, el humor, la fantasía, el dinero, la libertad... Y sin tener miedo de abordar el lado más oscuro del hombre, la violencia, la amoralidad, la ilegalidad… El final nos deja sin esperanza. Algunas personas han venido a este mundo condenadas a vivir para siempre bajo esas condiciones

Ettore Scola logra un momento brillante de la tragicomedia... y logra una película magnífica.

UNA JORNADA PARTICULAR(1977)

Esta película narra una historia simple que sucede durante todo un día. No es un día cualquiera. Ese día llegará a Roma nada menos que el Fuhrer. Adolf Hitler visita a la ciudad eterna, para encontrarse con Benito Mussolini y establecer “acuerdos de colaboración mutua”. Recordemos que el mundo estaba por entrar en guerra. Corre el año 1938.Es exactamente el 8 de mayo de ese año. Es el presagio de una gran tragedia.

El film es una historia simple que nos relata un día en la vida de dos personas comunes en la Italia fascista. Ettore Scola, se toma el tiempo para presentar a los personajes y desarrollar adecuadamente una historia en un día especial. La película comienza con un collage de diez minutos sobre la visita de Hitler. Después presenta a los personajes. Sofía Loren es Antonietta, un ama de casa, abandonada en su departamento por su marido y sus seis hijos para ir al desfile militar. El pájaro de Antonietta escapa y vuela al departamento de Gabriele, y así es como se encuentran. Gabriele (Mastroianni), es un vecino que también se ha quedado en casa. Él es un hombre educado y respetuoso, y pronto ella siente curiosidad por él.

Durante toda la película, se escucha el mitin fascista desde la radio del encargado de edificio que está en el patio. Scola usa la cámara para hacernos parte de los acontecimientos. Después de la escena de apertura, la cámara cruza el patio del monoblock de apartamentos, típicos de aquélla época, buscando a nuestros personajes principales, a quienes aún no hemos conocido.

Tanto Mastroianni como la Loren son actores extraordinarios, que pueden expresar cualquier sentimiento con tan solo una mirada o un silencio. Ambos resultan inolvidables en los dos papeles principales Esta película es una serie de contrastes. Simplicidad y sobriedad en las formas, sofisticación en el contenido y verdad en la actuación. Asume diversos temas: la familia, la tolerancia, la condición de la mujer, el fanatismo, la homosexualidad, y la posibilidad cierta que estalle la guerra.

Scola realiza una obra de perfil teatral absolutamente cinematográfica. Una obra maestra sin maquillaje, ni efectos especiales o paisajes maravillosos. Una obra que se sustenta en lo humano, un guion excelentemente escrito y dos actuaciones (la de la Loren y Mastroianni) que son para el recuerdo. El día especial no será por Mussolini ni Hitler, sino para los dos personajes. Es una película que derrocha veracidad. No se complica. Va al grano en forma directa.

El día particular no es especial por la visita política que se está recibiendo o por el desfile militar que se está llevando a cabo, sino por el encuentro de esas dos soledades, la atención e interés que dos personas completamente diferentes ponen en el otro. Muestra también en que aún bajo un régimen fascista podían encontrarse dos seres tan diferentes como lo son Antonietta y Gabrielle.

La fotografía en blanco y negro de Pasqualino De Santis (Lucky Luciano, Muerte en Venezia, El Inocente), fotógrafo habitual de Luchino Visconti, es una obra de sobriedad y belleza.

EL BAILE (1983)

La película sintetiza 50 años de historia europea del siglo xx, desde la década del ´30 a la del ´80. Es también una declaración de amor por el cine mudo y por el teatro, donde afloran las pasiones humanas, alegrías y tristezas, buenos y malos. Todo esto se cuenta sin decir una palabra, con claras influencias del music-hall, y el ballet clásico. Esta obra maestra de Ettore Scola despliega su belleza a través de la actuación, la imitación y la danza. De ello, deriva un film delicado, divertido, cerebral, y muy interesante.

Obviamente, es un film mudo, no tiene diálogos. Puede ser considerada como una película musical dado se expresa fundamentalmente a través del baile y la música. En "El Baile" la actuación remite a las expresiones más puras de la mimica, aquellas que prescinden de la palabra para valerse de los gestos y los silencios donde incluso los actores, siempre los mismos en cada década, lo dicen todo con sus movimientos corporales.

Una veintena de personas se encuentran una noche en una fiesta de baile. A medida que comienzan a bailar, cada pareja cuenta un momento en la historia de su país en aquel siglo. La música juega un papel central en esta película divertida y conmovedora al mismo tiempo.

El film se concentra en principalmente en el transcurso del siglo en Francia. La danza es muy representativa de las modas. Los estilos bailables cambian según los tiempos y las épocas. Representan tanto los sueños como los problemas que tiene la gente. La decadencia de la aristocracia, la ocupación alemana, la revolución juvenil del 68, y los conflictos raciales aparecen en este film como una especie de racconto del siglo XX. Lo que permanece constante es el factor humano: el amor, las aspiraciones, las ambiciones, las frustraciones, y el odio.

El trabajo de la cámara del fotógrafo argentino Ricardo Aronovich en “Le Bal” es tan magistral como el trabajo de los actores. La forma sutil en que la película se transforma de blanco y negro a color es notable. Parece hecho con la paleta de un gran pintor que paso a paso va desarrollando la coloración del film. Los diálogos son sustituidos por la música. Las únicas voces escuchadas provienen de la radio o de los cantantes del lugar. Los actores se expresan mediante el lenguaje corporal.

Scola explora la era del jazz, después reina el silencio y la oscuridad, y de repente se escucha un bombardeo en un lugar cercano: estalla la segunda guerra mundial. Más tarde aparece el rock and roll llenando la escena de ruido y excitación. Comienza una nueva era musical. Son The Beatles con sus inolvidables primeras canciones. La cabalgata terminara en la era de la disco en los 80.

El film de Scola es una maravilla tanto en la técnica como en la forma. Muestra la maestría del director en cada plano secuencia de la película, realzado a su vez por la pericia fotográfica de Aronovich, que maravilla con sus travelings, dejándonos ver los sentimientos complejos en forma sencilla.

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