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MARIO MONICELLI (1915 – 2010)

"¿A quién llamarás cuando yo esté muerto?". Frase de Monicelli cuando los periodistas lo requerían ante la muerte de otro artista italiano.

Director de cine y guionista italiano, con una dilatada carrera donde se pueden ver las huellas del neorrealismo y la impronta de una comedia inspirada siempre en la picaresca y el gusto popular. Es considerado uno de los maestros de la Comedia all'italiana, obra de un grupo de actores, directores y guionistas que intercambiaban roles de película en película, una conjunción de talentos que mezclaban risas y lágrimas. Era un cine que teniendo de fondo la Italia empobrecida del Neorrealismo, no tenía ni su indulgencia ni su perfil trágico de infelicidad y tormento. Dirigió 65 películas y fue cinco veces candidato al Oscar: dos veces como guionista por Camaradas (1963) y Casanova '70 (1965) y tres como mejor película extranjera: Rufufú (1958), La Gran Guerra (1959) y La Ragazza con la Pistola (1968).

En 1949, Monicelli comienza una muy exitosa sociedad con Stefano Vanzina en la codirección y con Totó en la actuación. Realizaron Totó Busca Piso. En los años siguientes codirigieron otros ocho filmes con dicho cómico. En 1951 llegan sus mejores trabajos: Vida de Perros, y Guardias y Ladrones, premiado en Cannes; y en 1957, y Padres e Hijos, premiada en Berlín. En 1958 dirige Los Desconocidos de Siempre con Gassman y Mastroianni, una comedia que hace honor a su filosofía del humor: "El humor es la forma más penetrante de mirar. Un bisturí que va al fondo de las cosas. La comedia a la italiana comienza a surgir contando historias dramáticas con humor". Al año siguiente estrena La Gran Guerra (León de Oro en Venecia), comedia sobre la Primera Guerra Mundial con Sordi y Gassman, que lo consagra.

El cine del director toscano está construido sobre la idea del contraste entre la comicidad y la tragedia. El proceso lleva a buscar un tema para desarrollarlo con humor, ver si aparece algún aspecto significativo, y encontrar una veta que permita profundizado. El objetivo es hacer pensar a la gente a través de la comicidad

Monicelli siempre fue un hombre práctico, realista. Nunca un sentimental. La comedia siempre ha sido su forma de expresión, su vehículo más idóneo para transmitir sus ideas. Para él, el humor recrea, libera. Monicelli ha mantenido la comedia siempre cerca de su orígenes populares, consciente de que la depreciación del humor es un fenómeno moderno. El maestro también dijo: “No hemos inventado nada, la comedia italiana viene de la commedia dell’arte, con Arlequín, Polichinela, y todos esos muertos de hambre cuyos padecimientos nos causan gracia y dolor”. Si hay algo específico en el humor italiano se debe a la posguerra, que a su juicio llevó a realizadores como él a buscar “la comicidad en la melancolía”. Durante décadas fue considerado un director menor. Incluso, él mismo ha renunciado a la idea de autoría cinematográfica, criticando públicamente la dictadura del director.

Su obra derrocha la esencia de la personalidad de un artista. Frente al neorrealismo, la comedia a la italiana (lejos de la comedia americana) representa un espejo que devolvía al país su imagen triste, decadente, que incluso criticaba a la nueva sociedad de posguerra, al oportunismo, la doble moral y la corruptela de la administración pública. Era un cine de una sociedad que se reía de sí misma para poder afrontar mejor la crisis.

La bonanza económica de los años ´60 genera un nuevo cambio en la comedia. Ese cine actúa como elemento de cohesión social, ayudando a generar lazos que unen a unos con otros. La nueva comedia comienza a tocar temas de carácter emocional de los personajes, las relaciones a nivel laboral y social, y la unidad entre miembros de un grupo. Monicelli da cuenta de ello. La Ragazza con la Pistola (1968) o La Mortadela (1971) asumen el modelo itinerante de un Sordi que busca a su hombre en el mundo anglosajón. Amigos Mios (1970) es un proyecto de Pietro Germi, realizado por Monicelli, que lo convierte en un gran éxito de público y de crítica.

Sus guiones fueron interpretados por todos los grandes de aquel momento extraordinario: Monica Vitti, Anna Magnani, Vittorio de Sica, Sophia Loren, Nino Manfredi, Gian Maria Volonté... "No teníamos pretensiones políticas pero, sin quererlo, hacíamos política. Luego llegaron los críticos y organizaron teorías, buscaron significados, intelectualizaron la comedia. No éramos conscientes de la importancia de lo que estábamos haciendo”.

"La comedia fue para nosotros la mirada natural. Sarcasmo, ironía. El humor es la forma más penetrante de mirar. Pero para bromear sobre algo hay que conocerlo muy bien. Y hay que meditar mucho para llegar al humor. La condición humana es de los que sufren, los que pierden, los que son explotados y tratan de liberarse de su amo. No hace falta adoptar un tono serio o grave para hablar de ello: a mí me gusta la gente que batalla con alegría, con ironía, en compañía" decía Monicelli. Pocos directores pueden reflejar con tanta claridad y convicción, con tanta elocuencia y sensibilidad en sus películas lo que piensan. Monicelli lo logró. Por eso se puede ver ese harakiri demencial a sus 95 años con una sonrisa. Porque como diría él "humor es cuando uno, a pesar de todo, se ríe".

Durante 15 años fuimos el centro de la creatividad, duró un par de generaciones".

PRINCIPALES OBRAS

  • LOS DESCONOCIDOS DE SIEMPRE (1958)

  • LA GRAN GUERRA (1959)

  • LOS COMPAÑEROS (1963)

  • LA ARMADA BRANCALEONI (1966)

  • UN BURGUES PEQUEÑO, PEQUEÑO… (1977)

LOS DESCONOCIDOS DE SIEMPRE (1958)

  • Carlo Pisacane, como Capannelle, dirigiéndose al boxeador Pepe: “¿Dónde vas? No te hagas el loco que te van a hacer trabajar”.

A Mario Monicelli se le reconoce como un pionero de la comedia a la italiana. Aquí retrata a un grupo de pobres delincuentes que planifican un robo a una joyería. Fracasaran irremediable y miserablemente. No sienten culpa o arrepentimiento. Lo interesante del caso es que pasado el intento de hurto, vuelven a su vida con total normalidad.

Es una película coral, con múltiples historias menores construidas alrededor del tema principal. La pandilla está formada por seis delincuentes que deciden aplicar un método “científico” a su plan para escapar primero a través de unos conductos y después sobre los tejados de un edificio vacío. Luego, usarán un gato de automóvil para atravesar una pared en una oficina donde supuestamente se guarda una fortuna en una caja fuerte.

Esta comedia negra encabezados por un joven aspirante a boxeador que interpreta Vittorio Gassman, acompañado por Claudia Cardinale y Marcello Mastroianni es la precursora de lo que dará en llamarse “Comedia a la italiana”, caracterizada por un tono de comedia histriónica con ribetes tendientes al absurdo, alejándose del estilo clásico del policial francés tipo Rififi. Aquí, la historia narrada no se basa en la tensión del suspenso, ni en la linealidad narrativa ni en la agudeza visual ni en la profesionalidad de los protagonistas. Este nuevo tipo de comedia se basa en sus aristas tragicómicas y de un humor absurdo, latino, mediterráneo y sobre todo auténticamente italiano.

Los personajes de Monicelli pretenden dar un golpe que les permita salir de la miseria. La situación de violencia social que atraviesan es apenas insinuada en la intención de violar una caja fuerte para hacerse con el presunto botín. La comedia funciona de la mano de unos actores excepcionales que conforman un grupo de ladrones diferentes entre sí, ya sea por personalidad como por las circunstancias que atraviesan cada uno de ellos en la vida, que en consecuencia, no están unidos por la profesión sino por el espanto de la situación que atraviesan.

Monicelli usa la Italia de la posguerra como el escenario de personajes golpeados que están tratando de escapar de sus vidas, un tema recurrente del cineasta italiano. Tampoco les ayuda el conocimiento de la ley, dado que la misma limita sus vidas pero no les da una solución. Indirectamente, nos habla del conocimiento absurdo, aquel que no genera beneficio de mejora. A medida que Toto habla con elocuencia sobre las diversas formas de entrar en una caja fuerte, estos hombres intentan obtener un conocimiento que creen brindará grandes beneficios. Sin embargo, ello no será así. Su grado de ignorancia es insalvable, no les permite tomar el beneficio.

Una fotografía excelente en blanco y negro de Gianni Di Venanzo, un Gassman memorable, acompañado por la excelencia de un grupo actoral compuesto por Mastroianni, Renato Salvatori, Claudia Cardinale y Totó, y un eficaz sentido del ritmo narrativo acompañado por una maravillosa música de Piero Umiliano que impregna la mayor parte del metraje, hacen de esta espléndida comedia una farsa memorable y los personajes arquetípicos están mitad perfilados, mitad difusos para la libre adaptación del ávido espectador... En definitiva una comedia revolucionaria dentro de la categoría de obras inolvidables e impagables.

LA GRAN GUERRA (1959)

  • Es cierto, la patria necesita obreros, y no muertos. Y yo tengo grandes intenciones de hacer cosas por la patria - afirma Jacovacci. -¿Qué oficio tienes? - pregunta Busacca. -Soy peluquero.

Ganadora del León de Oro en el Festival de Cine de Venecia en 1959, esta película es considerada como el mejor trabajo de Monicelli. Ambientada en el norte de Italia durante la Primera Guerra Mundial, es una película fuertemente antibelicista, contada desde el punto de vista de personas humildes, con mucha ironía. Los guionistas Incrocci y Monicelli dan forma a un manifiesto que demuestra la estupidez de cualquier contienda bélica y la fragilidad de la vida.

El film narra, en forma episódica, las aventuras de dos soldados - Oreste Jacovacci (Alberto Sordi) y Giovanni Busacca (Vittorio Gassman) -, quienes muy a su pesar deben ir a pelear en la Gran Guerra (la Primera Guerra Mundial). Comenzando como una comedia ligera, termina mostrando los horrores de la guerra de trincheras. El film es una combinación de comedia ligera, crítica social y comedia negra, en la cual, Monicelli dirige a Gassman y a Sordi como dos compañeros del ejército atrapados en un conflicto que realmente no entienden ni les importa.

En la primera escena, Monicelli establece la curva ética de los personajes: uno quiere hacer trampa para no cumplir con su deber patriótico y el otro se aprovecha de esa circunstancia para ganarse unas libras engañándolo. Queda claro, además, que Oreaste Jacovacci (Sordi) no tiene autoridad para salvarlo del reclutamiento. La Gran Guerra retrata a un pueblo ignorante que se encamina a su propia autodestrucción. Ambos buscan eludir la guerra por simple cobardía.

Para Monicelli este ejército de hombres sin valor e infelices sin educación, son los antihéroes de un conflicto que no entienden ni les pertenece. Un pueblo además rico en sólidas identidades en subculturas internas, que rivaliza con los privilegiados de la gran metrópoli: - "los italianos en infantería, los romanos en fullería" dice el personaje que interpreta Gassman. La película sigue a Busacca y Jacovacci, dos antihéroes cómicos que pasan la mayor parte del tiempo tratando de encontrar formas de mantenerse fuera del frente o adquirir algunas comodidades en medio de la guerra.

El director combina con naturalidad el drama y la comedia, jugando con los planos, de manera tal que en una escena humorística, en el fondo del plano podamos ver cómo se prepara y ejecuta el fusilamiento de unos soldados austríacos. Ambos grandes actores manejan sus roles con propiedad: Sordi es un soldado tranquilo, controlado mientras que Gassman no puede dejar de estar nervioso, y gritando todo el tiempo. La película enfatiza en situaciones divertidas y episódicas. Esto le da libertad para explorar diferentes situaciones.

Sin embargo, esta película nunca se rebaja a la frivolidad. En medio de los horrores de la guerra, hay una fuerte crítica antibelicista y la forma en que los soldados son tratados por sus superiores. La cámara de Monicelli muestra la miseria de las trincheras, el hambre, las botas gastadas y los uniformes. Las batallas son situaciones sangrientas y caóticas. Cuando muestra a Giovanni y Oreste observando un bombardeo, se siente el alivio de estar en otro lugar. No obstante, La Gran Guerra logra mostrar lo mejor de la humanidad. La camaradería, el desinterés, el coraje, la lealtad…

LOS COMPAÑEROS (1963)

  • Pautasso: [Chocando contra la puerta de la choza de Arro] ¿Aquí es donde vives?

  • Arro: ¿Esperabas un palacio real?

  • La esposa de Arro: [Asustada] Salvatore, ¿qué quieren?

Monicelli trata las idas y vueltas de una huelga de los trabajadores de una empresa textil a fines del siglo XIX. El accidente de uno de sus compañeros, agotado tras largas horas diarias de trabajo sin descanso, decide a los compañeros a hacer un paro para exigir que se mejoren las precarias condiciones laborales.

Monicelli describe los primeros pasos de sindicalización de estos operarios, sus miedos y aprehensiones, la llegada de un anarquista experto en organización obrera - el Profesor Sinigaglia -, el estrés, el hambre que genera la prolongación de la huelga, y las medidas que deciden los propietarios para neutralizar el problema sindical. El film también muestra cómo los trabajadores se ven obligados a organizarse para poder enfrentar a los dueños y encarar un proceso de mejores condiciones laborales.

La actuación de Mastroianni es magistral. Crea un personaje de una personalidad compleja, totalmente diferente a sus personajes anteriores. Su versatilidad es enorme. Su profesor es un hombre maduro sin ambiciones que mira la huelga como un trabajo más donde sabe que puede aportar su experiencia. Por otro lado, en su vida personal, es un lirico solitario, al cual no le interesa el dinero, ni la propiedad. Muestra incluso, cierto grado de inseguridad y vulnerabilidad que lo humaniza más allá de la dotes actorales del actor. Es un hombre cuya única posesión son sus principios.

La solidez de su planteamiento estructural y sus ideas de fondo mantiene a esta película fresca y vigente. La rebelión es saludable porque libera, oxigena y une a la clase obrera, pero la realidad siempre es más dura: todo cambia para que nada cambie.

Esta es una de esas grandes películas de los años 60. Puede parecer conformista, no obstante, está regida por un espíritu libertario que fomenta la unión para la acción. Ello lo hace con muchas dosis de humor pero también con pasión. Describe personas reales, con todas sus virtudes y defectos como así también sus relaciones interpersonales. De ello surge un cuadro sobre la condición humana.

Alejada del drama y de la violencia, transita el camino de la comedia humorística mostrando el drama de cada día de la clase obrera. Muestra la huelga con humor pero sin perder nunca su sentido épico. Privilegia lo colectivo sobre lo individual. En este film no hay héroes. Monicelli trata de retratar solo seres humanos con virtudes y defectos.

Mastroianni está en uno de sus mejores trabajos de toda su larga carrera de actor. Una actuación medida, donde pasa de ser un buen profesor a un líder inspirador. El guion está muy bien desarrollado, sin baches narrativos y con una excelente descripción de los personajes. La fotografía de Giuseppe Rotunno es excelente. Monicelli acierta en el tono de cada escena. Hay escenas notables como las primeras en la fábrica donde se describe en forma general las pésimas condiciones laborales. Lo hace casi sin diálogos y el trabajo de la cámara de Rotunno es lo suficientemente abarcativo para evaluar las condiciones de trabajo de la clase trabajadora.

Esta película se ha vuelto un clásico porque analiza profunda, objetiva y libremente el significado de lucha de clases y las condiciones que condujeron a la formación y defensa de los sindicatos. No es solo un gran drama de época, sino una gran tragicomedia en la mejor tradición italiana.

LA ARMADA BRANCALEONE (1966)

  • Brancaleone da Norcia (Vittorio Gassman): Para tu conocimiento. ¿Sabes cuál es el resultado y la recompensa de cada sacrificio humano en este valle negro? Patada en el trasero! ¡De ahora en adelante seré nombrado El Caballero Amargo!

Comedia medieval surrealista, fue un fenomenal éxito de su director acompañado de una actuación extraordinaria de Gassman, siempre al borde pero nunca cayendo en la sobreactuación. Gran parte de la diversión que da al espectador radica en el idioma utilizado, una mezcla de dialectos italianos y simulacros de latín de la edad media. Es una verdadera obra maestra del humor lingüístico.

En esta película, y su secuela "Brancaleone en las Cruzadas", Gassman llega a la cima de su capacidad histriónica, alcanzando un nivel profesional de actuación realmente extraordinario. Muestra toda su genialidad en un rol difícil, que da pie a la sobreactuación, cuestión que siempre evita. Solo un actor der su profesionalidad y genio puede hacer el bufón de esta manera sin parecer histriónico o ridículo.

"L'Armata Brancaleone" es una obra maestra de la comedia a la italiana. Su mundo medieval surrealista es profundo y divertido. El principal dispositivo cómico se basa en el contraste entre el mundo heroico que los personajes intentan dominar (paladines, torneos de caballeros, reyes, etc.) y sus condiciones de miserabilidad. Un contraste muy propio de la comedia italiana.

Los guionista, además, recrearon un idioma medieval simulado (usando dialectos antiguos italianos, latinos e italianos) que es absolutamente extravagante. Este idioma en particular (difícil de entender pero todo un desafío para los actores) y Vittorio Gassman hacen de esta película una de las mejores comedias del siglo XX. Los personajes son inolvidables y la reconstitución de la Edad Media es impresionante.

"L'Armata Brancaleone" es una de las comedias más divertidas del cine italiano. Más tarde también tuvo una secuela. La historia está muy bien desarrollada con situaciones muy cómicas y Vittorio Gassman, un actor de fuerte formación teatral, tiene una actuación consagratoria en el papel del antihéroe Brancaleone. Esta labor lo transformó en uno de los actores más populares del cine y el teatro italiano.

UN BURGUES PEQUEÑO, PEQUEÑO (1977)

El film comienza como una comedia con Alberto Sordi en el papel principal, pero pronto se convierte en una tragicomedia de la vida real. La realidad de los escenarios y el terror que experimentan los personajes principales tienen un impacto duradero. Es una película sobre la abulia, donde a nadie le importa nada. Todo responde a la conveniencia. Cada uno en lo suyo, y a los codazos. Es su película del desencanto.

Sordi interpreta a un burócrata que siempre llega tarde. Vive montado en su pequeño Fiat 500, siempre en medio de un tráfico infernal, tratando de conseguir un lugar en el mundo. Pelea con todos, hasta con el portero del Ministerio donde trabaja porque la ficha de entrada registra su demora. Esta película es muy romana. Muestra a los burócratas y otros jefes del gobierno haciendo cumplir "códigos" de comportamiento que nadie respeta, y lo que es peor, a nadie le importa.

Giovanni Vivaldi (Sordi) es un burócrata romano desesperado por conseguir un trabajo para su hijo en el gobierno municipal romano, incluso llega a asistir a una reunión masónica clandestina para codearse con los burócratas en la junta de contratación. Después de agotar el potencial del encanto personal y someterse al paso supuestamente influyente de ser parte del grupo de masones, Vivaldi al menos consigue una copia anticipada de las preguntas del examen y luego se dirige al examen.

Pero la tragedia está a la vuelta de la esquina. Durante un fallido atraco a un banco, Sordi y su hijo están literalmente en el lugar y el momento equivocado. El hijo es asesinado por una bala perdida de una serie de disparos de ametralladoras de unos asaltantes en fuga. Ante la noticia, la esposa de Vivaldi (Sheeley Winters) sufre un derrame cerebral que la deja inmóvil. Vivaldi conserva su dignidad y compostura, pero tiene un solo deseo: Vengar a su hijo. En este punto, la película se transforma de comedia a drama, y de retrato costumbrista a policial negro. Giovanni comienza a vivir solo en función de una venganza. Se concentra en un único objetivo: encontrar al asesino de su hijo y hacerlo sufrir lo que le han hecho sufrir a él, Memoriza las características del pistolero y comienza a rastrearlo. Cuando lo encuentra, lo torturará sádicamente para lograr esa venganza tan deseada que no le restituirá a su hijo.

En lo cinematográfico, la mano de Monicelli, su humor siempre presente, sigue notándose con algunos toques geniales como la escena de la sala mortuoria, donde ya no pretende provocar risa sino algo más de inquietud. Después, un giro adicional, nos lleva a la reflexión: Al borde de la esquizofrenia y la locura de una sociedad indiferente, un "hombre normal", aquel “pequeño, pequeño”, puede ser empujado a hacer cosas horribles.

El papel de Alberto Sordi en Un Burgués Pequeño, Pequeño es su rol más dramático e incluso, malvado de su carrera cinematográfica. La película parece decirnos que al pequeño burgués apenas se le pueden permitir sus sueños. Sin embargo, el impacto de la película radica en gran medida en su poder de evasión. La dificultad del film radica en saber en qué medida Monicelli realmente está buscando provocar al espectador, o simplemente, le está entregando un mero entretenimiento.

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