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KAREL REISZ (1926 – 2002)


Nacido en Ostrava, Checoslovaquia, fue un artista inquieto e imaginativo. También un renovador, un luchador y un director fundamental de la evolución del cine europeo moderno al formar parte del grupo de directores que conformaron el Free Cinema Inglés en los años sesenta.

En 1938, a la edad de doce años, huyó de Checoslovaquia en un célebre tren repleto de niños, fletado por familias perseguidas, que pudieron escapar en el último minuto de la paz antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Karel logró llegar a Inglaterra, donde se instaló. No obstante, muy joven, quiso participar de la contienda y se enroló como piloto de combate en la Sección Checa de la RAF, las fuerzas aéreas británicas. Sus padres murieron en los campos de concentración nazis.

Acabada la guerra, compró una cámara Arri y comenzó a desarrollar cine documental. Su objetivo era luchar con armas diferentes. Reisz usaría la cámara en lugar del fusil. Concomitantemente, aprendía el manejo de la moviola y de esta manera tomaba experiencia en el manejo del montaje cinematográfico. Esta disciplina fue su primera especialidad. En 1953, su pasión por la edición lo llevó a escribir un libro: La Técnica del Montaje, una obre teórica y didáctica sobre el armado del filme. Su influencia en el cine comenzó a ser importante. Sus ideas políticas siempre estuvieron en contra de la posición conservadora. En la práctica, siempre fue contrario a las rutinas. Le gustaba el desafío y la innovación. En los años ´50 comenzó a ser conocido en el cine británico.

No obstante estudiar Química en la Universidad de Cambridge, su vocación era el cine. Consecuencia de ello, comenzó a trabajar en las redacciones de las revistas Sequence, centro teórico del Free Cinema (que llegó a dirigir), y Sight and Sound, desde cuyas páginas escribió sobre teoría y crítica de cine. Más tarde, se especializó en producción y filmación de documentales. Su pasión era la filmación cámara en mano. Un verdadero documentalista. Paradójicamente, siempre tuvo a su disposición a los más importantes actores de su época.

En 1952 Reisz fue nombrado director de programación del National Film Theatre (la cinemateca de Londres).En 1956 codirigió, con Tony Richardson, el cortometraje "Momma Don´t Allow", que se convertiría en el manifiesto del Free Cinema. Richardson y Lindsay Anderson fueron sus compañeros de ruta. Con ellos abrió el camino al movimiento denominado Free Cinema. Reisz y Richardson también trabajaron en otra historia sobre un club de jazz del norte de Londres, un documental de 52 minutos que recogía la vida de la juventud londinense de la clase obrera. Fue patrocinado por la Ford Motor Company. Ese documental se llamó We Are The Lambeth Boys (1958). Durante aquellos dos años, Reisz dirigió una serie de avisos comerciales para la Ford, y al inicio de los años sesenta estrenó su primera ficción.

La obra fundacional del Free Cinema fue “Sábado Noche, Domingo por la Mañana”, con la actuación de Albert Finney, un gran actor teatral que abandonó el escenario para producir e interpretar esta película que llevaba la semilla del gran cambio en el cine británico.

Dentro de ese movimiento realizó “Al Caer la Noche” (Night Must Fall, 1964), también con Finney, Mona Washbourne y Susan Hamshire, y “Morgan, un Caso Clínico” (1966), con Vanessa Redgrave y David Warner. La obra británica de Reisz se cerró con una gran producción: “Isadora” (1968), también con Redgrave en el papel principal. El corte final del film quedó en mano de sus productores quienes quitaron 40 minutos del metraje original. A pesar de ello, la película se trasformó en un gran éxito de público y le abrió las puertas del cine de Hollywood.

Mudado a los Estados Unidos, trabajó en forma constante, respetando los condicionamientos de los Estudios, donde tuvo la oportunidad de trabajar con los actores que quiso, algunos de ellos, grandes líderes de la taquilla. Durante su carrera americana realizó “El Jugador” (1974), protagonizada por James Caan en el rol de un profesor universitarios que tiene graves problemas por su adicción a juego; “Nieve que Mata” (1978), con Nick Nolte y Tuesday Weld, donde el primero interpreta a Ray Hicks, un veterano de Vietnam, engañado por su amigo John Converse (Michael Moriarty) un contrabandista de heroína, que termina traicionándolo y robándole su esposa. Comercialmente, el film no tuvo el éxito esperado. En “La Mujer del Teniente Francés” (1981), Meryl Streep y Jeremy Irons, son una pareja de actores casados que interpretan a una pareja enamorada de la época victoriana. Pronto comienzan a sentir que la ficción se entrelaza con la realidad a través de la relación paralela de sus personajes. Este melodrama cerró su carrera hollywoodense.

De vuelta en Londres, en 1985, filmó “Dulces Sueños” con Jessica Lange y Ed Harris. El film es la historia de Patsy Cline, la cantante de música country de voz aterciopelada que murió en un trágico accidente aéreo en el apogeo de su fama. Su carrera finalizara en 1990 con el film “Todo el Mundo Gana”, con Debra Winger y Nick Nolte, donde Debra Winger contrata a un detective privado (Nolte) para demostrar que un adolescente que se encuentra en prisión acusado de asesinato es inocente. Su investigación descubre una veta de profunda corrupción en la ciudad de Connecticut y descubre que la mujer no es todo lo que pretende ser.

Reisz fue conocido por ser uno de los cuatro impulsores del “Free Cinema Inglés” en la década del 50. Su revolución arremetió frontalmente contra lo académico, la actitud “metropolitana" y el aburguesamiento del cine inglés de posguerra. Reisz romperá como director con las formas tradicionales del cine británico, pero además pondrá especial interés en el montaje, demostrando que era posible no sólo un cambio substancial, sino también estructural. Su cine están poblados por personajes que reflejan una permanentemente dualidad que alude no solamente a quien se es, sino a quien parece ser.

De su filmografía, analizaremos Sábado Noche, Domingo Mañana (1960), la primera y una de las mejores películas de éste movimiento, Al Caer la Noche (1964) y Morgan, Un Caso Clínico (1966).

Sábado Noche, Domingo Mañana (1960)

  • "Lo que la gente dice que soy, eso es lo que no soy"

Sábado Noche, Domingo Mañana (1960), va a ser la primera y una de las mejores películas del “Free Cinema” británico que dejaría una huella indeleble para el necesario cambio que exigía el cine inglés. Esta película de Karel Reisz intenta cambiar el estado de abulia que impregnaba al cine inglés.

Albert Finney, en una actuación descollante, interpreta a Arthur Seaton, un joven trabajador, soltero y rebelde cuya vida es la existencia aturdida de un obrero británico. Seaton es un joven hosco que trabaja toda la semana sin encontrar sentido a su trabajo por un modesto salario. Además, es un espíritu confrontativo que siempre vive discutiendo con su supervisor y sus vecinos.

Arthur es uno de esos jóvenes enojados con la vida de la Gran Bretaña de la década de 1960. Después de trabajar durante la semana, su vida comienza cada sábado por la noche y termina cuando se levanta el domingo después del mediodía. En ese fragmento del fin de semana intenta vivir una vida que satisface yendo al pub para tomarse una larga sesión de cervezas. Allí se aísla en medio del murmullo, los gritos, las peleas y la música para terminar con una resaca y un largo sueño reparador el domingo por la mañana.

El Pub es el lugar donde desarrolla su vida social, su lugar de encuentros, sus peleas. Es su lugar en el mundo. Mantiene una vida amorosa complicada. Allí se encuentra con Brenda (Rachel Roberts), su amor del momento, una mujer casada con un compañero de trabajo que está cautivada por su juventud, su aspecto varonil y su actitud iracunda. Pero él pronto encontrará un nuevo interés amoroso, Doreen (Shirley Ann Field). Una semana después, Brenda le anunciará que está embarazada, y le dice que necesita dinero para un aborto. Arthur promete pagarlo. En ese momento, su relación con Doreen ha madurado y Brenda, al enterarse de ello, lo confronta. Él niega todo, pero es obvio que su aventura ha terminado.

Arthur es una persona mezquina. De vez en cuando, muestra un signo de ternura hacia Brenda pero la suavidad desaparece rápidamente cuando comienza a criticar al sistema y quejarse sobre su situación personal. También es un gran bebedor de cerveza, lo que lo torna aún más desagradable y violento. Lo suelen terminar echando, cayendo por la escalera, solo atina a caer sentado para desplegar una sonrisa sonsa como si disfrutara del hecho. No obstante, el dolor es su fuente de energía.

Karel Reisz sorprende por su realismo, situaciones sexuales abiertas y discusiones francas sobre temas delicados como el aborto. Filmada en blanco y negro, da al espectador una imagen de la vida desolada en una ciudad fabril, retratada de manera realista donde los cielos siempre están nublados y los personajes, pese a estar derrotados, intentan mostrar lo mejor de lo que tienen para seguir subsistiendo. La mayoría de los actores son los propios habitantes del pueblo.

La narración es vertiginosa capturando la sombría existencia de la vida de un obrero. La fotografía de Freddie Francis logra impregnar de esos tonos grises a esos personajes que retrata como víctimas de un sistema de trabajo que, lejos de dignificar, quita toda perspectiva de prosperidad y progreso, condenando al individuo a hacer toda la vida lo mismo. El guión de Sillitoe es una obrita maestra. Nunca cae en tiempos muertos y mantiene al espectador interesado en lo que cuenta durante todo el metraje. Como debut del Free Cinema, no pudo ser mejor.

AL CAER LA NOCHE (1964)

  • "Soy una persona privada ... vivo en mi mente ..."

La obra de Emlyn Williams, Night Must Fall, fue la base de su siguiente película, un thriller para el que contó nuevamente con Albert Finney, en el papel de un asesino psicótico que obtiene los favores de su empleador, un anciano inválido que se abre paso a través del afecto de su hermosa hija.

Este clásico en blanco y negro de los años sesenta presenta a un asesino serial. Es una de las películas más aterradoras jamás hechas. No hay monstruos, ni enmascarados ni fantasmas. Sin embrago es un film que asusta. Y eso es consecuencia de la gran composición que logra Finney de su personaje, un asesino que por fuera parece una persona simpática y educada pero por dentro, lleva la semilla del mal. Su actuación es sobresaliente. Cambia de personalidad permanentemente de acuerdo a las situaciones que el guion le exige.

La película tiene una excelente secuencia de apertura (la aterradora imagen de Danny deshaciéndose de una de sus víctimas) y un final de extremo suspenso. En el medio hay un abuso de diálogos que permite el lucimiento de la actuación multifacética de Finney. Las escenas en su habitación, en las que reviven sus crímenes, son tensas e inquietantes. Él mismo eligió el papel del asesino psicótico con cara angelical. Era un desafío enorme para él. Interpreta a Danny, el novio de una criada de la cocina (Sheila Hancock) que trabaja para una viuda adinerada. Danny esconde un secreto. No es quien la gente cree que es.

La dirección de Reisz experimenta tanto con la música como con los ángulos de cámara, y las actuaciones. Maneja bien el suspenso. La tensión se mantiene durante toda la película. Además, hace un gran trabajo, no solo actualizando el texto antiguo, llevándolo al "realismo" del movimiento británico del Free Cinema, sino también con sus movimientos de cámara y el uso de la edición con cortes abruptos creando la atmosfera de un thriller psicológico, donde lo que no se ve es más inquietante que lo que pasa.

Sin embargo, tiene algunas debilidades. El uso de la música llega a ser exagerado y algunas veces hasta molesta. En la primera parte de la película, a Finney le cuesta entrar a su personaje perturbador aunque, su performance final es excelente y muestra por qué Finney es uno de los mejores actores británicos.

Lo verdaderamente descollante en el film es la imaginativa fotografía de Freddie Francis, un artista de la imagen. Francis fue, sin lugar a dudas, el mejor director de fotografía británico de la época y Karel Reisz lo aprovechó a pleno.

Es una pena que Night Must Fall no haya trascendido porque con el paso del tiempo se ha transformado en una verdadera joya del cine británico de los años 60. Es un gran thriller, interesante, y lleno de suspenso.

MORGAN, UN CASO CLINICO (1966)

  • Me han puesto furioso…

"Morgan, un caso clínico", es una película adaptada de una obra de televisión del escritor David Mercer. Warner interpreta a Morgan Delt, un hombre con problemas mentales que acaba de divorciarse de su esposa, Leonie (Redgrave), en total disconformidad. Leonie contrae nuevo matrimonio con Charles Napier (Robert Stephens), su antiguo mejor amigo. Como consecuencia, Morgan comienza a sabotear al nuevo matrimonio.

La historia es un clásico triángulo amoroso. Morgan es un perdedor. Un miembro de clase trabajadora, casado con una pintora burguesa. Simplemente no está dispuesto a convertirse en adulto y prefiere descender a la locura. Sus intentos de recuperar a su ex esposa de clase alta son vanos. Morgan es un inseguro, de naturaleza infantil y quijotesca, que ilumina la triste historia con momentos payasescos. La actuación de David Warner es muy buena. Transmite dulzura y se torna inolvidable.

Morgan es retratado como un hombre que se siente un niño de comportamiento anárquico. Aspira a ser un artista. Es un adulto que se niega a crecer. Inmaduro y poco razonable, solo respeta sus propios sentimientos. Sus facultades mentales están alteradas, y ello ha acabado con su matrimonio.

Por otro lado, el film es una parábola política. Morgan es un militante comunista que vive obsesionado con los gorilas. Sus actitudes anarquistas son siempre impredecibles y psicóticas. Morgan, criado por padres comunistas, contrae matrimonio con una mujer miembro de la clase alta. Más tarde, el matrimonio entra en crisis. Su inestabilidad emocional lo incapacita a llegar a un acuerdo con su ex mujer. Leoni (Vanessa Redgrave) echa a Morgan de su elegante apartamento. Él se va a vivir a su auto. Todos se burlan de él. Su madre lo llama un "traidor de clase". Morgan, a su vez, se burla de Leoni, mostrándole la hoz y el martillo. Su mujer simplemente lo ignora. Estas líneas describen básicamente una idea de la lucha de clases. Morgan, simboliza al proletariado y es pisoteado por su mujer perteneciente a la burguesía.

Esa dualidad del personaje, nos permite analizarlo en dos aspectos. Uno psicológico y otro político. El primero se relaciona con el niño. Morgan no ha madurado. Cuando, vestido de gorila, entra en la fiesta de bodas de su ex esposa, es como la intrusión del instinto primario en un mundo civilizado, educado y distinguido al cual siente que no pertenece.

Por otro lado, es un creyente que ha perdido la fe: mantiene los iconos marxistas en su automóvil, pero en su corazón ya no late la revolución. La creencia sin sentido está aplastando su naturaleza sensible. Su desesperación se nota cuando Leonie lo deja por Napier, el colmo de lo indigno, al menos a los ojos de Morgan.

Habiendo renunciado a la política y despreciando lo sentimental, asume el alter ego del gorila, una regresión que lo retorna a un mundo primitivo, para perseguir a su ex esposa. Supone que Leonie pueda responder al magnetismo de lo primario. Por eso, se disfraza de gorila. La comedia se vuelve desenfrenada en un final surrealista.

Vanessa Redgrave interpreta a Leoni, la esposa maravillosa y elegante de Morgan que abandona a su esposo para mantener su estabilidad emocional. Su actuación es un ejemplo de cómo interpretar la comedia ligera y absurda. Obtuvo el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes y fue nominada al Oscar. La actriz británica vivía su mejor momento. Volverá a protagonizar la siguiente película de Reisz, Isadora (1968).

En aquella época, en medio de la guerra fría, no había demasiado lugar para hacer comedias con un subtexto trotskista. El elemento trotskista proviene del escritor David Mercer, un famoso dramaturgo comunista de la época. La cuestión de clase ocupa un lugar destacado en la película. En el final, Morgan, aparentemente maltratado y golpeado, mantiene el puño cerrado en signo de rebelión, con una sonrisa melancólica en su rostro. Prácticamente, lo ha perdido todo. Dirigida ingeniosamente por Karel Reisz es una comedia negra que narra la crisis de un matrimonio en medio de una lucha de clases. El film marca el reconocimiento internacional de este movimiento cinematográfico.

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